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Archive for 20 de noviembre de 2008

La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) informó que representantes de Neoskin se pusieron en contacto para enfrentar las acusaciones que enfrenta la empresa de depilación láser.

Antonio Morales de la Peña, titular de la Profeco informó que se recibió una propuesta para tratar de solucionar el problema que afecta a miles de clientes, tras el repentino cierre de las sucursales de la firma.

De acuerdo con versiones televisivas, Morales de la Peña detalló que el fraude suma alrededor de 60 millones de pesos y las personas afectadas suman casi 20 mil.

El funcionario afirmó que como el proveedor no había dado la cara, no se le podía notificar de manera formal, así que luego de que sus representantes legales aparecieron, se pudo llegar aun acuerdo el cual se formalizaría durante las próximas horas.

Hace dos semanas, Morales de la Peña dijo que interpondrá una denuncia penal en contra de la empresa Neoskin, en caso de que la compañía no atienda las irregularidades denunciadas por los consumidores.

Lo que inició como una denuncia en un foro de internet se ha convertido en la punta de un iceberg llenó de fraudes, ya sea hacia consumidores afectados, trabajadores y franquiciatarios por parte de la empresa Neoskin, que se vincula con Depilité, D’laser y GentleLase México.

http://www.eluniversal.com.mx/notas/556930.html

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La Revolución Mexicana tiene aún mensajes para nosotros, no todos positivos pero sí el principal

– ¿Aniversario relevante?

A primera vista, parecería que hoy lo único agradecible que queda de la obra de Francisco I. Madero es el día de asueto oficial con que conmemoramos el 98 aniversario de la Revolución Mexicana. Sin embargo, de acuerdo a una encuesta de María de las Heras, ése no es el caso. El 62 por ciento de los mexicanos considera que «le debemos mucho a la Revolución de 1910» y apenas un 14 por ciento no siente tener deuda alguna con ese movimiento. Es más, el 51 por ciento de los entrevistados está consciente de que lo que queda de esa Revolución -los principios- está bajo ataque desde que el PAN asumió el poder (Milenio, 17 de noviembre).

Tanto para bien como para mal, el México de hoy no se entiende sin tomar en cuenta la Revolución que se inició en 1910. Ese movimiento causó muchos sufrimientos pero también resultó constructivo. Por un lado, acabó con una oligarquía terrateniente y por otro nos dejó la Constitución que aún nos rige (claro, con 400 y pico de reformas), cuyo espíritu es propiciar un México menos injusto que el heredado de la Colonia y del siglo XIX. Claro, al final la Revolución también nos legó al PRI, a su longevo sistema autoritario y a una nueva oligarquía. Lo sucedido a la Revolución entre 1910 y 1916 explica la legislación laboral pero su aplicación posterior explica a la CTM, o al SNTE y a unos liderazgos sindicales en extremo corruptos. La reforma agraria explica la evolución de la estructura de la propiedad agrícola, la Constitución de 1917 permite entender la naturaleza de la posterior relación Iglesia-Estado y la reacción de los revolucionarios a las presiones norteamericanas constituye el elemento fundamental de lo que aún queda de nacionalismo.

– Las revoluciones que nunca fueron

Este aniversario del inicio de un movimiento de rebeldía contra un entramado institucional concentrador del poder, de la propiedad, del ingreso y de los honores ofrece la posibilidad de explorar, aunque sea someramente, algunas de las características de tan señalada etapa de nuestra historia.

Para empezar, está la tesis radical elaborada por el profesor Ramón Eduardo Ruiz -un connotado historiador mexicano-americano- en el sentido de que el movimiento que se desarrolló en México entre 1910 y 1920 no alcanzó la categoría de revolución -no transformó de raíz la estructura jurídica ni las relaciones de producción- sino una gran rebelión (así se titula su libro) campesina.

Luego están las revoluciones que pudieron haber sido pero que finalmente fueron aplastadas. Para empezar, la que intentó encabezar en el norte Catarino Garza, cuyo plan de septiembre de 1891 proponía, además de deshacerse de Porfirio Díaz y convocar a elecciones, distribuir todas las tierras que estuvieran libres a quienes se comprometieran a cultivarlas. En esta lista también cabrían algunos movimientos populares como la extraña y conmovedora rebeldía de los tomochitecos de Chihuahua, que estalló en 1891 y que encabezó Cruz Chávez, un personaje forzado a la rebelión por no hacer concesiones al Estado, ni a la Iglesia, y cuyas divisas fueron: «Viva el poder de Dios y mueran los hijos de Lucifer» y «Religión e independencia».

Ya en el siglo XX destaca por su modernidad y radicalismo el proyecto de los hermanos Flores Magón, anarquistas que no se conformaron con poner fin a la antidemocracia porfirista sino que se propusieron seguir de frente hasta instalar a México en el socialismo, pues «La libertad política sin la libertad económica es una mentira»; fue entonces que se acuñó el lema «Viva tierra y libertad». Desde luego, esta lista es más larga.

– Las que casi fueron

Entre 1914 y 1916 se decidió, de nuevo por la vía de las armas, qué partes de la Revolución Mexicana sobrevivirían y cuáles tendrían que morir. Sobrevivió el carrancismo y su visión de clase media, aunque con rasgos progresistas. El tipo de revoluciones que fueron aplastadas son las que tenían el liderazgo y el contenido popular más claro. El villismo fue básicamente norteño, con raíces en ese México del siglo XIX que se formó en la guerra contra los indios nómadas, relativamente lejos de las instituciones del gobierno central y de la Iglesia Católica, y en la cercanía con Estados Unidos, en donde encontró mercado para lo que expropiaba o producía y donde consiguió pertrechos para su División del Norte. El villismo se acabó en 1915 en los campos de batalla del Bajío. Cuando Villa fue asesinado en 1923, del villismo sólo quedaba el recuerdo.

El zapatismo fue producto del México campesino e indígena y de las viejas resistencias de las comunidades del centro-sur. Terminó aislado y sometido a una terrible guerra de desgaste que llegó a su punto máximo con el asesinato de su jefe en 1919. Sin embargo, tras la caída de Carranza en 1920, pudo recibir de manos de los nuevos líderes -los sonorenses- el estado de Morelos que, por otra parte, ya era sólo una sombra de lo que había sido 10 años atrás.

– Devorando a sus hijos

Dentro de todas las revoluciones se ha dado la lucha por el poder. La Revolución devoró a muchos de sus hijos. Los casos más notorios pueden dar forma a una lista larga: Pascual Orozco, que de maderista terminó en huertista y fue asesinado en 1915. Carranza, de Presidente pasó a perseguido y asesinado por los suyos en 1920. Adolfo de la Huerta terminó en el exilio, pero muchos de los generales que le apoyaron en 1923 contra Obregón y Calles no alcanzaron a escapar. Francisco Serrano y Arnulfo R. Gómez fueron otros tantos ejemplos de purgas que arrastraron a muchos más.

– La contra

A toda revolución le corresponde una contrarrevolución y, en el caso mexicano, varias. Félix Díaz, el sobrino del dictador, es la encarnación misma de los esfuerzos contrarrevolucionarios; los inició en 1912 con un levantamiento en Veracruz en contra Madero y los siguió a lo largo de todo ese decenio teniendo a Oaxaca y Veracruz como su base geográfica. Manuel Peláez, el terrateniente veracruzano apoyado por las empresas petroleras, escribió el último capítulo de este esfuerzo que se cerró en 1920.

El gran momento de Félix Díaz fue el derrocamiento de Madero en 1913, pero tuvo poco tiempo para disfrutarlo, pues la victoria se la arrancó, literalmente, de las manos un personaje más astuto y duro que él: Victoriano Huerta. El general Huerta llevó a cabo el único intento auténtico por militarizar a México, pero el esfuerzo fracasó en 1914 y el precio a pagar fue la disolución del Ejército federal y el fin de las posibilidades de la vieja oligarquía.

El movimiento cristero, empeñado en volver en los 1920 a la Constitución de 1857 pero previa eliminación de esos aspectos que chocaban a la Iglesia Católica, significó el último gran esfuerzo francamente contrarrevolucionario. Al final, la guerra cristera (1926-1929) dejó a los contendientes más o menos en las mismas posiciones en que se encontraban al inicio del brutal conflicto. Los herederos de los cristeros, los sinarquistas, ya no intentaron lograr su objetivo por la vía armada, aunque no dejaron de considerar sus posibilidades.

Finalmente, la contrarrevolución no triunfó en su choque directo con sus enemigos sino que logró aprovechar lo que Daniel Cosío Villegas llamaría el fracaso moral de la Revolución para ganar desde adentro. Los primeros pasos los dio durante el «maximato» (1928-1935) pero realmente sólo pudo empezar la conquista interna en el sexenio de Miguel Alemán (1946-1952), para terminar dueña del campo como resultado del desastre creado por la crisis económica de 1982, cuando las circunstancias le facilitaron imponer el proyecto neoliberal al final de ese decenio.

– Conclusión: la parte brillante

En la Soberana Convención de Aguascalientes (1914) y en el Congreso Constituyente de Querétaro (1916) se expusieron las mejores propuestas para dar forma al nuevo proyecto nacional, a ese que debería de sustituir al de «orden y progreso» del Porfiriato. El proyecto quedó bien armado con el «Plan Sexenal» de 1933, documento que serviría de plataforma electoral al general Lázaro Cárdenas. Hoy queda claro que el mejor momento de la Revolución fue el gobierno de Cárdenas (1934-1940). Ahí, gracias a la maniobra que neutralizó la influencia del general Calles, la Revolución pudo tensar al máximo las cuerdas en pro de la justicia social -reforma agraria, educación y sindicalismo-, del nacionalismo constructivo -expropiación petrolera- y de la solidaridad internacional -apoyo a la República española y condena del imperialismo fascista. Hoy, lo que queda de positivo de la Revolución Mexicana es la legitimidad de sus metas y el ejemplo del esfuerzo por hacer de la mexicana una sociedad justa. Vale la pena conmemorar eso.

http://www.reforma.com/editoriales/nacional/472/943301/default.shtm

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Ayudemos a otras mujeres, la Asociación Civil Semillas, celebra 18 años invirtiendo en las mujeres.

Necesitan nuestra colaboración, se que son tiempos difíciles, que apenas nos alcanza el dinero para nuestras familias, pero bien podemos ayudar a otras mujeres con un granito de arena. Podemos dejar de comprar cigarros, o una chuchería, apoyemos a  otras mujeres.

La asociación Semillas en su página Web te dice como, y te dice porque ayudar a las mujeres:

¿Por qué las Mujeres?

Semillas reconoce que la mujer es el motor central de la mayoría de las familias en México, pero también que es la mujer a quien se deja fuera de la discusión sobre “derechos humanos” en los ámbitos sociales, económicos, políticos y culturales. El trabajo de fortalecer a mujeres y niñas en sus derechos humanos, en donde se reconozca que los “derechos de la mujer” son también “derechos humanos”, se fundamenta también en el hecho que cuando se mejora al vida de una mujer, se mejora la vida de su familia.

Kofi Annan, Secretario General de la ONU, dice: “Cuando las mujeres se involucran, los beneficios se ven de inmediato, las familias están más sanas, mejor alimentadas y sus ingresos, ahorros y reinversiones se incrementan. Y lo que aplica para las familias también aplica para las comunidades y, eventualmente, para países enteros.”

También Amartya Sen, ganador del Premio Nobel en Economía, dice: “Contamos ya con abrumadora evidencia de que el empoderamiento de la mujer, a través de la educación escolarizada, las oportunidades de empleo y el desarrollo económico, es el factor que genera los efectos de mayor alcance para mejorar las vidas de todos… hombres, mujeres y niños.”

http://www.semillas.org.mx/participa/porque.html

La dirección es www.semillas.org.mx, mientras más mujeres participemos ayudando mejor será este mundo.

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Por una vez “bravo”, bravo a Antonio Garza, embajador (¿por poco tiempo?) de Estados Unidos en México, ayer ante empresarios en el sur de Texas, reconoció abierta y fuertemente, que la violencia emanada del Narcotráfico, que sufrimos en México, no es solo culpa de nosotros, sino es culpa de su país también:

“México no sería el centro de la actividad de los cárteles o estaría experimentando este nivel de violencia, sino fuera por Estados Unidos, el mayor consumidor de drogas ilegales y el principal abastecedor de armas a los cárteles» (Sic)

Esperemos que con este comentario no se despida el Sr. Garza, sino que apoye un control severo en lo que se refiere al gran negocio de la venta de armas, de Estados Unidos a los carteles de la droga, lamentablemente se ve lejano ese control. Estados Unidos y su industria bélica alcanzo a México, no al gobierno mexicano, que poco arsenal compra, sino al narcotráfico que sabe muy bien que una guerra se gana con parque, y ellos tienen mucho de eso.

Mientras Tony Garza, hace esas declaraciones, la guerra de los narcotraficantes, continua, no solo contra el gobierno, sino su guerra parece ser más interna, se pelean las plazas, y no sabemos cuantos muertos civiles han dejado en el camino.

Hoy que en México, se celebra la Revolución Mexicana, los mexicanos vivimos enojados y con miedo. Estamos tan enojados no solo con los narcos, no nacos, sino con los narcos y el gobierno, porqué cada día, en cada ciudad, se leen en los periódicos locales, notas de acribillados, decapitados, muertos en lugares públicos, y por si fuera poco, esta crisis financiera que no se le ve fondo. Planeados mayores impuestos para el próximo año, nada de que prometió Calderón quitar lo de la tenencia, leyenda urbana, lo que si prometió fue mayor número de empleos, claro, no contaba con la crisis financiera mundial, ni con los miles de despidos que van este año, pero que salga su Secretario de Hacienda y nos diga que nos son tantos despidos o que no nos afecta la crisis, es el colmo del cinismo. Por favor qué sean capaces de decirnos que estamos en recesión y que el 2009 y muchos años más estaremos mal.

Así vive México hoy, después de 98 años de la revolución mexicana, millones de personas en extrema pobreza, y los que vamos que volamos para allá, y unas cuantas familias en poder del país, además de las familias de los narcotraficantes, se encuentran los grupos de unos cuantos millonarios del país, entre ellos algunos de la clase política. Muertos al por mayor, aviones que caen del cielo en pleno Paseo de la Reforma, porque el gobierno decidió otorgar a empresas particulares el cuidado de sus aviones, me pregunto después de escuchar varias veces sobre la «impericia de los pilotos», ¿quienes son los dueños de las empresas que ganaron estas licitaciones?, ¿no son los culpables del “accidente”? junto con el Gobierno, por supuesto.

Gracias Señor Antonio Garza por reconocer que no todos los males de México, son culpa de nuestro gobierno, sino del suyo también.

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Video sobre el gran dibujante Quino

QUINO, EL HUMOR LIBRE

Lucía Iglesias Kunt

“No creo que el humor pueda modificar nada, pero es el pequeño granito de arena que uno puede aportar para cambiar las cosas”, dice Joaquín Salvador Lavado, Quino, calificado como “el dibujante latinoamericano más importante de este siglo”. Aunque siempre dibujó y siempre quiso ser dibujante, la fama mundial de este argentino, nacido en Mendoza en 1932, comenzó con la serie Mafalda, que refleja el mundo de los adultos visto desde los ojos de los niños. Su protagonista es una niña preguntona, eternamente inconformista y preocupada por la paz mundial cuyos álbumes han sido traducidos a más de veinte idiomas y publicados en diarios y revistas de todo el mundo. Agotado por la exigencia de encontrar semanalmente nuevas ideas, en 1973 Quino decidió dejar de dibujarla para entregarse de lleno al humor que nunca dejó de cultivar: un humor ácido, en blanco y negro y muy detallista, centrado en las relaciones de poder, la desigualdad social, la degradación del planeta, y en suma, como él mismo reconoce, “en temas que no tienen nada de graciosos”.

¿Cómo definiría su humor?
No creo que mis dibujos sean de aquéllos que provocan la carcajada. Se trata más de meter el bisturí que de hacer cosquillas. En realidad no lo busco, me sale así. Me gustaría ser más divertido, pero con la edad uno va perdiendo gracia y se va poniendo más incisivo.

Sus libros se han publicado con éxito en Francia, Grecia, Italia, China o Portugal … ¿quiere esto decir que existe un humor universal?
Creo que sí. Las connotaciones locales varían por supuesto, sobre todo en el humor político. A uno le cuentan cuentos que sirven tanto para la España de Franco como para la Cuba de Fidel o para los regímenes militares de América Latina. En otro tipo de humor, como el gastronómico, lo que en Argentina hacemos con la carne en Japón se hará con el arroz. He oído que un actor norteamericano se ha enamorado de una forma japonesa de hacer humor. Va a aprender japonés y tratar de exportar ese humor a Estados Unidos aunque un cuento japonés con una tarta de cerezas él lo cuenta con una pizza para que la gente lo entienda. Pero el humor funciona igual.

Sin embargo, nunca ha conseguido penetrar en el mundo anglosajón, ¿es un mercado que no le interesa?
En primer lugar, nunca he tenido un objetivo comercial en ningún sitio. Se dio así. Hace muchos años salió en Estados Unidos El Mundo de Quino, un libro de humor sin palabras. La crítica de los colegas norteamericanos, incluso de Schulz,1 fue muy elogiosa. Hubo quien dijo: “Finalmente alguien hace humor que no es un matrimonio leyendo el diario a la mañana mientras toma el desayuno”… pero no se vendió nada. Creo que el público anglosajón está acostumbrado a un humor visual mucho más rápido que el mío. Soy muy detallista y hay que estar fijándose por qué puse tal o cual cosa. Si dibujo un periódico le escribo cosas que tienen un código para los lectores… todo eso hace que mucha gente no tenga paciencia para ver mis cosas. En cuanto a Mafalda, los ingleses la vieron “demasiado latinoamericana”.

¿Diría que su humor es argentino?
La serie de Mafalda sí. El entorno en el que se mueven los personajes es el barrio en el que vivía en Buenos Aires y su manera de hablar también es muy de allí, incluso en las ediciones publicadas en España o el resto de América Latina. En las demás cosas trato de mantener un idioma un poco más neutro, y en cuanto al resto de mis dibujos no sabría qué decir. Mis padres, mis tíos, mis abuelos eran todos españoles. Toda mi infancia transcurrió en una provincia llena de emigrantes: el carnicero era español y también el tendero que nos vendía las lentejas. Había un verdulero italiano y todos los amigos de mis padres y de mis abuelos eran andaluces. Mis primeros contactos con argentinos fueron en la escuela primaria. Llegué allí hablando andaluz, de una manera que mis compañeros no me entendían, así que tuve problemas de integración.

Usted dibuja indistintamente con y sin palabras, ¿cree que el texto es indispensable para la comprensión del humor?
Yo lo preferiría sin palabras. Pero hay ideas que no se entenderían nunca si no les agregas texto. En humor ocurre un poco como en el cine. Todo Chaplin, por ejemplo, no necesita palabras. Jacques Tati tampoco las necesitaba. Pero Woody Allen, que no hace gags visuales, si no habla pierde toda la gracia.

¿Cuáles son sus temas favoritos?
No creo que haya temas que prefiera, aunque a la larga uno descubre cosas recurrentes en sus dibujos. En mí, la constante es el humor sobre débiles y poderosos, la relación entre el poder y la gente. Crecí en una familia muy politizada, la guerra civil española y el avance del fascismo fueron dramas que marcaron mi infancia; ello me dio un sentido político de la vida que me gusta reproducir en cada uno de mis dibujos. Estimo que las relaciones de poder se dan en todos los ámbitos; un personaje ante un funcionario público, que siempre es el poderoso, o ante un camarero, ante un médico. Me interesan los roles en los que uno siempre está subordinado a lo que opine el otro. También trabajo sobre la vida y la muerte. En ese caso la muerte es el poderoso y los vivos somos los débiles. Me preocupa la vejez como pérdida de libertad, me aterra la idea de tener que depender de otras personas para las cosas más elementales, así que dibujo viejitos de 84 años que quieren tomar una copa de vino y sus nietos se lo prohíben.

¿Hay algún tema que considere tabú?
Cuando empecé, hacía algunos chistes de presos, como todos los dibujantes. Los presos y los náufragos son clásicos del humor universal. Pero cuando en Argentina empezó a haber presos políticos no lo pude volver a abordar, ni podría hacerlo. Creo contraproducente tratar temas tan trágicos como la cárcel y la tortura a través del humor, y aunque se me criticó por ello, nunca pude colaborar con campañas de Amnistía Internacional. Tampoco me gustan las tragedias, como terremotos o catástrofes naturales, aunque creo que es más bien una fobia personal, que no comparten por ejemplo los dibujantes brasileños. Recuerdo que hace años se cayó un avión uruguayo con un equipo de rugby en la Cordillera de los Andes. Los que se salvaron tuvieron que sobrevivir comiéndose a los muertos… una revista de humor brasileña sacó un número entero dedicado a eso, que a priori no tenía ninguna gracia. Y lograron hacer cosas graciosas, de un humor negro terrible, pero divertidas. Y hace poco vi un número de un semanario francés, creo que era el Canard Enchaîné, sobre las violaciones en las cárceles. Es un tema que yo no sabría cómo tratar.

En su último libro, Cuánta bondad, abundan las viñetas que se ríen de las tecnologías modernas: el fax, el ordenador, el teléfono móvil… ¿qué tal se lleva con ellas?
Con lo telefonitos, mal. Me enferma la estupidez con que se usan. Entiendo que un médico tiene que tenerlo, un electricista también, un fontanero también. En Asturias no hace mucho un señor se salvó de que se lo comieran los lobos porque tenía el telefonito y pudo avisar. Pero no soporto estar en el consultorio de un médico y que la gente en la sala de espera se ponga a llamar para contar que el doctor está atrasado y a preguntar si falta algo en la nevera. Internet me parece utilísimo en algunos casos. En Medicina por ejemplo, es fantástico que un médico de cualquier pueblito pueda consultar a un profesorón de Estados Unidos o de Suiza sobre un caso que no sabe cómo resolver. Pero de ahí a quedarse prendido a Internet, y buscar novio o casarse por computadora… Conozco a una viejecita italiana que es psicóloga y se comunica por Internet con monjas tibetanas, pero a lo mejor ni saluda a su vecino. La mucha comunicación hace que la gente se aísle de lo que le rodea.

El fútbol protagoniza también algunas de sus viñetas, ¿le gusta el deporte?
Aunque no lo he tratado con la profundidad que me habría gustado, el fútbol me interesa sobre todo desde el punto de vista social. Es el único deporte que lleva a sus espectadores al crimen. Yo he visto violencia entre los equipos en partidos de hockey sobre hielo, incluso la muerte de un jugador al que le dieron un golpe en el esternón y lo dejaron frito. Pero en el fútbol es el público el que pega a los contrarios, los agrede, los mata. Un autor norteamericano que estudió el fenómeno hooligan durante mucho tiempo en Inglaterra llegó a la conclusión de que el fútbol lo que tiene de frustrante es que pueden pasar 90 minutos sin que se haga un gol. En basquet, o incluso en hockey, el marcador cambia continuamente, pero en el fútbol pueden transcurrir 30 o 40 minutos sin que ocurra nada. El público va acumulando una frustración que de alguna manera luego sale. Me interesa más el fútbol bajo ese aspecto que como deporte. Aunque reconozco que hay jugadores que es un gusto verlos. Cuando Johan Cruyff jugaba era en la cancha lo mismo que Rudolf Nureyev en un escenario.

Dios es un personaje frecuente en sus dibujos, ¿por qué?
No soy creyente, pero leo mucho la Biblia, que es fantástica para sacar ideas. Y aunque no exista, el de Dios me parece muy buen tema. Es un personaje que no deja indiferente, a quien toda la gente quiere o toda la gente odia. Y en los dibujantes es recurrente porque en cierto modo es la persona con la que uno se siente identificado. Dibujar es crear cosas con un lápiz y nosotros podemos hacer en un papel todos los mundos que nos dé la gana. Y aunque no exista, como decía Borges, basta que haya una palabra para nombrar algo para que ese algo cobre vida. Por otra parte, la religión, como el sexo o la droga, siempre provoca reacciones y cartas de los lectores, y eso me alienta.

¿Cuál es el mayor disgusto que le ha dado su profesión?
Sin lugar a dudas, mis mayores disgustos se han producido cuando se han utilizado mis viñetas para cosas opuestas a la razón por la que las hice. En particular, me molesta que se hayan usado mis dibujos en campañas políticas de derecha. Una vez me enviaron de España una pegatina de Guille, el hermano de Mafalda, en la que él llevaba la bandera franquista. Aquello fue como un puño en el estómago, porque nací en una familia que había perdido la Guerra Civil española y todavía hoy lloro cuando veo películas sobre ese tema. También utilizó mis tiras para una campaña política un militar argentino que hasta hace poco era jefe de la policía de Buenos Aires…. Me pregunto si esa gente me leyó y no entendió nada de lo que quería decir o si entendió y justamente quiso desnaturalizarlo. Son cosas que me dejan perplejo, aunque por otra parte es muy difícil evitarlas. Por ahí me entero de que en Venezuela también han usado a Mafalda en determinada campaña, pero no voy a ponerme a buscar un abogado en Caracas porque no terminaría nunca.

¿Siempre ha tenido entera libertad en sus dibujos?
Paradójicamente, durante los gobiernos militares argentinos, es decir casi todos, pues desde que nací sólo he conocido cuatro presidentes elegidos democráticamente, no hubo nunca un ente oficial de censura. Al contrario que en Brasil, donde existía un organismo al que todos los dibujantes de humor tenían que enviar sus dibujos antes de publicarlos, en Argentina eran los secretarios de redacción quienes te trataban de convencer antes de publicar. El problema era que nunca se sabía ni qué ni a quién le molestaba tal cosa, así que uno se autocensuraba. Cuando llegué a Buenos Aires desde mi provincia de Mendoza con una carpetita de dibujos enseguida me enteré de que con la Iglesia no había que meterse, con los militares tampoco, con los homosexuales no se podía hacer nada, sexo poquísimo… Como era joven y quería publicar me ceñía a los temas permitidos. El problema es que al llegar periodos como el actual en los que se puede hacer de todo es muy difícil quitarse esa costumbre casi de autocensura.

Vivió exiliado durante la última dictadura argentina2¿le obligaron a marcharse del país?
Me fui cuando la situación estaba muy mal. Habían desaparecido muchos amigos míos y, cuando iba a entregar un dibujo en la revista en la que publicaba habían puesto una bomba o la habían ametrallado la noche anterior. Con un trabajo como el mío en el que uno puede dibujar en una mesita de un hotel en cualquier sitio era estúpido quedarse. Entre 1976 y el 1979 viví en Italia. Luego empecé a volver poco a poco, a ver cómo estaba el ambiente. Ahora vivo ocho meses en Buenos Aires y el resto en Milán, que es mi base europea. Aunque visito mucho España y Francia.

Y, fuera de Argentina, ¿tuvo que hacer concesiones para publicar sus álbumes en algún lugar?
Algunas sí, pero en general son más bien anecdóticas y divertidas. Hace unos quince años me enteré por casualidad de que Mafalda era muy conocida en China. Me lo dijo una niñita china que me pidió que le firmara un álbum en una feria del libro, en Buenos Aires. Hasta entonces no tenía noticia alguna de que mis libros se hubieran editado allí, así que quedé muy intrigado. Por medio de un amigo, logré saber que eran ediciones piratas que se hacían en Taiwán y de que el editor, como todo buen pirata, era un inglés. Mi agente logró detener aquellas ediciones piratas y recientemente comenzó a hacerse una en la China continental. Hace unos meses estuve allí y pregunté cómo se habían traducido todas las tiras en las que Mafalda habla del “peligro amarillo”. En aquella época se acababa de descubrir que China tenía la bomba atómica; era un problema que preocupaba mucho en Occidente. Me respondieron que todo lo que tiene que ver con China lo habían eliminado, porque consideraban que yo no conocía China como para opinar sobre ella, lo cual me pareció un argumento estupendo. También supe que Susanita, la amiga de Mafalda que sueña con tener muchos hijitos, es considerada casi subversiva debido a la política de planificación familiar.

Mafalda es todo lo contrario de lo políticamente correcto, ¿le ha causado problemas alguna tira en particular?
Siempre recuerdo un caso relacionado con Cuba, un país que he visitado siete u ocho veces y donde tengo buenos amigos; hay una edición cubana de Mafalda y los dibujos animados basados en la serie se hicieron allí. Pero siempre que voy a La Habana alguien me pide explicaciones por una tira en la que Mafalda está delante de una sopa, que es el plato que más detesta en el mundo, y se pregunta por qué no dirá Fidel Castro que la sopa es buena para que así la prohíban en la Argentina. Es cierto que en aquella época todo lo que tenía que ver con Cuba estaba mal visto en Argentina, sólo que Mafalda dice: “¿Por qué ese cretino de Fidel Castro…?” Y, al margen de Mafalda, en España el diario El País me ha censurado algunas páginas por “negras”, aunque siempre respondo que yo puedo ser negro, pero nunca tanto como la realidad.

Su serie de Mafalda se ha comparado con los Peanuts de Schulz…
Es evidente, porque empecé a hacerla como encargo para promocionar una marca de electrodomésticos y me pidieron que fuera una cosa parecida. Compré todos los libros de Schulz que pude encontrar en Buenos Aires, los estudié y traté de hacer algo parecido pero adaptado a nuestra realidad. La campaña nunca funcionó porque la revista que iba a publicarla se dio cuenta de que era publicidad encubierta, así que volví a guardar las tiras en una carpeta hasta que un año después, en 1964, las rescaté para la revista Primera Plana.

¿Por qué cree que Mafalda continúa editándose y leyéndose casi treinta años después de su desaparición?
Supongo que es porque parte de su mensaje no ha perdido vigencia. La humanidad sigue teniendo muchas asignaturas pendientes. El mundo que existía en 1973 cuando dejé la tira y que Mafalda tanto criticó está igual, si no peor que entonces. Si bien me halaga que se siga leyendo, también es triste pensar que la injusticia social que ella denunciaba sigue existiendo.

¿Por qué dejó de hacer Mafalda contra la opinión de los lectores?
En humor y en el arte en general los temas se agotan. Yo admiraba mucho a Schulz y los Peanuts me gustaban muchísimo. Los leí con entusiasmo durante diez o quince años. Pero me habría gustado ver todo ese humor que él tenía reflejado en otras cosas. Me ocurre lo mismo con el pintor colombiano Fernando Botero; no me parece que deba seguir pintando gorditos toda la vida. En cuanto a mí, después de diez años de Mafalda sufría con cada entrega, me costaba mucho esfuerzo no repetirme. Cuando empecé a dibujar aprendí que cuando uno tapa con la mano la última viñeta de una tira y sabe cuál va a ser el final es que la historieta no funciona. A pesar de que sus libros siguen vendiéndose muchísimo y la gente me la reclama, creo que dejar de hacer Mafalda fue una idea inteligente, no la extraño para nada.

Sin embargo alguna vez ha vuelto a dibujarla…
Sí. El Unicef me encargó dibujos para el décimo aniversario de la Convención de los Derechos del Niño y los hice encantado. También la volví a dibujar para algunos amigos, cuando se cumplieron cinco años del gobierno democrático del presidente Raúl Alfonsín en Argentina o la presté para campañas de salud o de bien público cuando me interesaba el tema. Ahora la uso cuando quiero protestar por algo, es la portavoz de mi bronca. Pero nunca acepté ni acepto dibujarla para campañas de publicidad, ni que se haga ninguna adaptación, sea al teatro o al cine. La única concesión fueron los dibujos animados, porque siguen siendo dibujos.

¿Cómo responde a sus lectores, en especial a los niños, cuando le piden que vuelva Mafalda?
A los niños es fácil responderles. Yo dibujé a Mafalda durante diez años, así que siempre les propongo lo mismo. Imagínate, les digo, hacer todos los días lo mismo desde que naciste hasta el día de hoy, ¿te gustaría? Invariablemente el niño me responde que no. Cuando son adolescentes de 15 o 16 años ya es más difícil y creo que no logro convencer.

En Internet circulan estudios pseudocientíficos que aseguran que los niños latinoamericanos que leen Mafalda son, como ella, más propensos a odiar la sopa, hay niñas que se llaman Mafalda en honor a su personaje y una revista la eligió entre las diez argentinas más influyentes del siglo XX… ¿no le parece demasiada responsabilidad?
En absoluto. Para mí, la verdadera responsabilidad reside en tener cada semana una página en blanco en la que puedo decir lo que quiera. Una vez alguien me dijo: ¿te das cuenta de la suerte que tienes, con la cantidad de gente que querría tener una página semanal para decir lo que se le dé la gana? Me entró una especie de vértigo y sí sentí esa responsabilidad, pero en todo lo demás no he tenido nada que ver.

¿Se identifica con alguno de sus personajes?
Me identifico bastante con todos. Para mí, todas las personas que aparecen en una viñeta tienen su relevancia. Lo aprendí de una entrevista con Frank Cappra que hablaba de la importancia de los extras. Cuando rodaba escenas callejeras hablaba uno por uno con cada extra y les decía: usted es una señora que va preocupada a la farmacia para comprar un remedio porque su marido está enfermo, usted es un pintor que va a pintar a un departamento y llega tarde. Cada personaje que aparecía en sus películas, aunque fuera en segundo o tercer plano, tenía una historia. También yo cuando pinto un restaurante me imagino que el señor que está sentado en la mesa de atrás trabaja en un banco y tiene un cuñado que se ha ido a vivir a Venezuela. Eso me gusta mucho, y además me divierte.

Usted ha dicho que el ser humano es el cáncer del planeta, ¿no hay esperanza?
Le pongo sólo un ejemplo: siempre se ha dicho que el Amazonas es el pulmón del planeta, y sin embargo lo están destrozando. Es como si alguien que tuviera cáncer de pulmón no hiciera nada para evitarlo y mucho menos para curarlo. Ya que preocupa a tanta gente que se desmantele el Amazonas, ¿por qué no lo compran… no sé… las Naciones Unidas, y lo protegen? No. Los humanos somos así; seguimos fumando con nuestro cáncer de pulmón, tan contentos. Para mí, la esperanza está en cultivar cierto optimismo histórico. Me identifico mucho con el Nobel portugués de Literatura José Saramago, que siempre ha dicho que el socialismo y la izquierda algún día van a ser revalorizados. Yo también lo creo y siempre comparo la política con la aviación. Tanta gente que durante siglos se mató tratando de volar… primero tuvieron que inventar el motor a explosión, que es pesadísimo…para después volar en ala delta o en parapente. Si Leonardo da Vinci hubiera conocido los materiales livianos que tiene hoy la humanidad, el hombre volaría en ala delta desde el 1400. Lo mismo ocurre cuando uno visita las catacumbas de los cristianos en Roma… ¡qué tipos!, ¡tres siglos en la clandestinidad! ¿qué agrupación política aguantaría hoy tres siglos sin que los infiltren?. Y dos mil años después ahí están, aunque es verdad que han llegado con todo al revés de lo que debería de ser.

¿Dibuja siempre en blanco y negro?
Sí, aunque he tenido que hacer algunas excepciones. La edición francesa de Mafalda es en colores, porque el editor piensa que en Francia si no es en color no se vende. Lo acepté porque Francia bien vale una misa, pero no me gusta. Para mí, Mafalda es en blanco y negro y en general los tebeos me gustan más en blanco y negro, salvo que el color añada algo. Por supuesto, cuando ves las películas de Akira Kurosawa te das cuenta de que el color sí agrega algo. Yo lo utilizo muy poco, sólo cuando hay sangre o cuando se justifica. Tengo una viñeta en la que se ve a un niño que se ha quedado solo en casa y ha pintado una línea que recorre toda la casa, por la escalera, el pasillo, los cuartos. Cuando regresan sus padres los recibe preguntándoles: ¿A qué no saben de qué color es la libertad?

¿De qué color era?
Verde.

http://www.unesco.org/courier/2000_07/sp/dires.htm

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El 20 de noviembre de 1910 tuvo lugar en México el movimiento armado conocido como la Revolución Social Mexicana. En lo histórico, esa lucha es considerada el movimiento social de mayor trascendencia en América Latina en el primer tercio del siglo XX. En el contexto social y político, los ideólogos y los teóricos de la Revolución propusieron las demandas más sentidas de los sectores marginados de la sociedad mexicana; y propuestas de emancipación, libertad y justicia. En la Revolución de 1910 perdieron la vida más de un millón de mexicanos que abrazaron la causa, con la seguridad de lograr la destrucción del sistema opresor del régimen dictatorial de Porfirio Díaz Mori y la democratización del país.
El movimiento revolucionario cobró un giro decisivo con la captura de Ciudad Juárez en 1911. El 21 de mayo del mismo año se firmaron los Tratados de Ciudad Juárez, que significaron la caída de la dictadura del anciano gobernante oaxaqueño, pero dejaron casi intacto el aparato porfirista. Con ese hecho finalizó el porfirismo, que tuvo una larga duración de 31 años y se dio inicio un nuevo período de gobierno con Francisco I Madero, quien dio a conocer sus ideales en todo el territorio nacional con la publicación de un libro en 1909 sobre el tema de la sucesión presidencial. En su libro, Madero afirma que los problemas fundamentales de México son el absolutismo y el poder estricto de un hombre.

Con el “triunfo” del movimiento revolucionario llegó al poder el grupo selecto del maderismo; a partir de ese acontecimiento, la Revolución se hizo gobierno, mejor dicho, los caudillos revolucionarios se hicieron del gobierno. Por consiguiente, la caída del porfirismo significó la ocupación del poder por los caudillos revolucionarios que promulgaban una vida democrática, respeto de los derechos laborales de los obreros y la repartición de tierras a los campesinos. En concreto, se propaló la idea de que la justicia social ya era una realidad.

Han transcurrido 98 años de la gesta revolucionaria. Por tanto, México ha transitado por diversas etapas de su historia. Una constante fue el vaivén político que caracterizó las pugnas entre los integrantes de la “familia revolucionaria” que disputaban el poder y los beneficios de la Revolución Mexicana.

Una situación paradigmática viven hoy los herederos de las mujeres y los hombres que sacrificaron su vida en aras de las luchas libertarias y la esperanza de construir una nueva patria justa, libre, democrática y generosa. Luego de casi un siglo del inicio de la Revolución Mexicana, más de 45 millones de mexicanos se debaten en la miseria y continúan en espera del cumplimiento de los postulados del movimiento social más importante que se ha dado en nuestro país en los últimos 150 años.

En el lapso, el tropiezo más doloroso de la “familia revolucionaria” tuvo lugar el 2 de julio de 2000, cuando el candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional sufrió aplastante derrota a manos del candidato del Partido Acción Nacional, que ofreció un cambio en la vida económica y política de millones de mexicanos. Empero, el cambio que tanto se esperó fue a medias, en parte porque los panistas, una vez que se encaramaron en el poder, usaron las mismas estrategias de los priistas, en más de 70 años en el poder.

Un problema que enfrenta el presidente Felipe Calderón es el manejo del concepto revolución, porque la esencia de la ideología del panismo difiere de los preceptos filosóficos que plantearon los caudillos que establecieron los propósitos del movimiento social de 1910. En tanto se clarifica la contextualización de la lucha armada y se materializan sus beneficios para la población en pobreza extrema, sería muy conveniente que el gobierno federal trace el rumbo del país a partir del desarrollo de políticas públicas congruentes con nuestra realidad, con el propósito de que se atiendan las justas demandas de los mexicanos que han esperado casi un siglo para que se dé cumplimiento a los postulados de la Revolución Mexicana y no se caiga en la retórica y los discursos demagógicos desgastantes, para evitar las causas que originó la gesta de 1910

http://www.yucatan.com.mx/noticia.asp?cx=11$2900000000$3959147&f=20081120

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