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Archive for 29 de marzo de 2010

Comida chatarra crea también adicción: estudio

Experimentos con ratas demostraron que afecta al «sistema de recompensa», que desencadena un sentimiento de bienestar y satisface provisionalmente a las personas.

Dpa
Publicado: 28/03/2010 14:22

Nueva York. Quien se atiborra sin freno con salchichas grasientas, fritos o pasteles puede desarrollar una dependencia de esos productos tan fuerte como la de un drogadicto, según un estudio de investigadores estadunidenses que publica mañana lunes la revista científica Nature Neuroscience.

Al impedir dejar la llamada «comida chatarra» rica en calorías, el cerebro hace la misma jugada que la que sufren fumadores o adictos al sexo, la heroína o la cocaína, afirman Paul J. Kenny y Paul M. Johnson.

El equipo del Scripps Research Institute de La Jolla, en California, demostró en experimentos con ratas de laboratorio que la comida basura puede crear el mismo equilibrio químico en el cerebro que otras sustancias adictivas.

Ello funciona porque afecta al «sistema de recompensa», que desencadena un sentimiento de bienestar y satisface provisionalmente a las personas, igual que a los animales.

Pero igual que con los drogadependientes, el sistema actúa en este caso exigiendo cada vez más comida, porque cuanto más se come, el cerebro necesita cada vez más material para desencadenar el mismo sentimiento de bienestar que en anteriores ocasiones.

Kenny afirma que «en el transcurso del estudio las ratas perdieron completamente el control de su comportamiento alimenticio», el principal indicador de la adicción. «Y ni siquiera pararon cuando se les aplicó electroshocks, lo que muestra la importancia de esa comida».

El equipo de investigadores alimentó a los roedores con todo lo que también atrae a los seres humanos: panceta, salchichas o tarta de queso.

Apenas comenzado el experimento, las ratas empezaron a engordar.

Al quitarles la comida con alto contenido graso y sustituirla por ensalada y verduras, rechazaban los alimentos y preferían sufrir hambre.

«Cuando el animal sobreexcita el centro cerebral del bienestar con una comida sabrosa, el sistema se adapta y acompasa su actividad.

Ello supone que el cerebro tiene que ser estimulado con nuevas aportaciones (de comida basura, en este caso) para no caer en un estado permanente de sensación negativa», explica Kenny.

Estudios moleculares confirmaron esa relación: el equipo se concentró en el receptor al que se adhiere el neurotransmisor dopamina. La dopamina es generada por el cerebro como reacción a estímulos sexuales o al disfrute con la comida o las drogas. Desde hace mucho tiempo se conoce la influencia del receptor D2 en la adicción al sexo y las drogas. El estudio indica que también se activa con la comida basura.

Para poder digerir mejor el flujo de dopamina, el D2 activa, por así decirlo, un conducto tras otro, lo que hace que el receptor necesite cada vez más dopamina (generada con el disfrute de la comida, en este caso) para ponerse en acción y desencadenar la sensación de bienestar, el mismo procedimiento que en otro tipo de adicciones.

La Jornada

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Tu más profunda piel

Julio Cortázar

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La imagen ilustra Tu más profunda piel.
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Portadas de los volúmenes
En 1967 y 1969 se publicaron, respectivamente, los libros-almanaques La vuelta al día en 80 mundos y Último round, de Julio Cortázar, diseñados por Julio Silva. Ahora el sello RM trae de nuevo ambos volúmenes en edición facsimilar que estarán en librerías a partir del 5 de abril. Con autorización de la editorial presentamos a nuestros lectores este texto, extraído de Último Round, apenas un granito de arena en el vasto mar de la obra cortazariana.

Pénétrez le secret doré
Tout n’est qu’une flamme rapide

Que fleurit la rose adorable

Et d’oú monte un perfum exquis

Apollinaire, Les collines

Cada memoria enamorada guarda sus magdalenas y la mía –sábelo, allí donde estés– es el perfume del tabaco rubio que me devuelve a tu espigada noche, a la ráfaga de tu más profunda piel. No es tabaco que se aspira, el humo que tapiza las gargantas, sino esa vaga equívoca fragancia que deja la pipa en los dedos y que en algún momento, en algún gesto inadvertido, asciende con su látigo de delicia para encabritar tu recuerdo, la sombra de tu espalda contra el blanco velamen de las sábanas.

No me mires desde la ausencia con esa gravedad un poco infantil que hacía de tu rostro una máscara de joven faraón nubio. Creo que siempre estuvo entendido que sólo nos daríamos el placer y las fiestas livianas del alcohol y las calles vacías de la medianoche. De ti tengo más que eso, pero en el recuerdo me vuelves desnuda y volcada, nuestro planeta más preciso fue esa cama donde lentas, imperiosas geografías iban naciendo de nuestros viajes, de tanto desembarco amable o resistido, de embajadas con cestos de frutas o agazapados flecheros, y cada poza, cada río, cada colina y cada llano los ganamos en noches extenuantes, entre oscuros parlamentos de aliados o enemigos. ¡Oh viajera de ti misma, máquina de olvido! Y entonces me paso la mano por la cara con un gesto distraído y el perfume del tabaco en mis dedos te trae otra vez para arrancarme a este presente acostumbrado, te proyecta antílope en la pantalla de ese lecho donde vivimos las interminables rutas de un efímero encuentro.

Yo aprendía contigo lenguajes paralelos; el de esa geometría de tu cuerpo que me llenaba la boca y las manos de teoremas temblorosos, el de tu hablar diferente, tu lengua insular que tantas veces me confundía. Con el perfume del tabaco vuelve ahora un recuerdo preciso que lo abarca todo en un instante que es como un vértice, sé que dijiste: Me da pena, y yo no comprendí porque nada creía que pudiera apenarte en esa maraña de caricias que nos volvía ovillo blanco y negro, lenta danza en que el uno pesaba sobre el otro para luego dejarse invadir por la presión liviana de unos muslos, de unos brazos, rotando blandamente y desligándose hasta otra vez ovillarse y repetir las caídas desde lo alto o lo hondo, jinete o potro, arquero o gacela, hipogrifos afrontados, delfines en mitad del salto. Entonces aprendí que la pena en tu boca era otro nombre del pudo y la vergüenza, y que no te decidías a mi nueva sed que ya tanto habías saciado, que me rechazabas suplicando con esa manera de esconder los ojos, de apoyar el mentón en la garganta para no dejarme en la boca más que el negro nido de tu pelo.

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Portadas de los volúmenes

Dijiste: Me da pena, sabes, y volcada de espaldas me miraste con ojos y senos, con labios que trazaban una flor de lentos pétalos. Tuve que doblarte los brazos, murmurar mi último deseo con el correr de las manos por la más dulces colinas, sintiendo cómo poco a poco cedías y te echabas de lado hasta rendir el sedoso muro de tu espalda donde un menudo omóplato tenía algo de ala de ángel mancillado. Te daba pea, y de esa pena iba a nacer el perfume que ahora me devuelve a tu vergüenza antes de que otro acorde, el último, nos alzara en una misma estremecida réplica. Sé que cerré los ojos, que lamí la sal de tu piel, que descendí volcándote hasta sentir tus riñones como el estrechamiento de la jarra donde se apoyan las manos con el ritmo de la ofrenda; en algún momento llegué a perderme en el pasaje hurtado y prieto que se negaba al goce de mis labios mientras desde tan allá, desde tu país de arriba y lejos, murmuraba tu pena una última defensa abandonada.

Con el perfume del tabaco rubio en los dedos asciende otra vez el balbuceo, el temblor de ese oscuro encuentro, sé que mi boca buscó la oculta boca estremecida, el labio único ciñéndose a su miedo, el ardiente contorno rosa y bronce que te libraba a mi más extremo viaje. Y como ocurre siempre, no sentí en ese delirio lo que ahora me trae el recuerdo desde un vago aroma de tabaco, pero esa musgosa fragancia, esa canela de sombra hizo su camino secreto a partir del olvido necesario e instantáneo, indecible jugo de la carne que oculta a la conciencia lo que mueve las más densas, implacables máquinas del fuego. No eras sabor ni olor, tu más escondido país se daba como imagen y contacto, y sólo hoy unos dedos casualmente manchados de tabaco me devuelven el instante en que me enderecé sobre ti para lentamente reclamar las llaves de pasaje, forzar el dulce trecho donde tu pena tejía las ultimas defensas ahora que con la boca hundida en la almohada sollozabas una súplica de oscura aquiescencia, de derramado pelo.

La Jornada

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Lydia Cacho
Plan B

29 de marzo de 2010

Entretenimiento non santo (para la semana)

La Semana Santa es mas añorada por millones de familias por ser sinónimo de vacaciones que por invitar a las personas religiosas al recordatorio de que a su profeta Jesucristo lo crucificaron los infieles, y que resucitó para recordarle a la humanidad creyente que los buenos regresan y el cielo existe para ellos. Para quienes nos quedamos en la tierra, por lo pronto está la semana para olvidarse un poco de los males terrenales y descansar. Pensando en ello comparto una lista de libros y series para ver y recordarnos que nuestras locuras casi siempre tienen remedio y que la familias, diversas y complejas, se pueden divertir juntas y reflexionar con algo tan simple como una serie rentada en una videotienda.

En terapia (In treatment). La genialidad del cineasta Rodrigo García (Los Soprano o Six Feet Under y la película Nueve días con Glen Close) queda a la vista con esta serie de la cual es productor ejecutivo. La serie resulta adictiva. No hay más que el doctor Frassoni, un sicólogo muy humano interpretado por Gabriel Byrne, un pequeño consultorio y sus pacientes cinco días a la semana. Cada cierre semanal lo hace yendo él mismo con su terapeuta para resolver sus propias ansiedades y su conflicto de pareja. Nadie queda intocado por esta serie, parece que cada personaje tiene un poco de los arquetipos humanos, desde el piloto de la fuerza aérea que no se atreve a admitir que tiene miedo y le duele la guerra de Irak y su consecuencias, hasta la guapa joven que todo lo resuelve con sexo y seducción. La niña anoréxica, la pareja que se ama y se odia… en fin. Con tanta telebasura HBO nos da un respiro. Si renta la serie completa le recomiendo que la vea en compañía (echados en un diván); deja temas de conversación para rato.

Hermanos y hermanas (Brothers & Sisters). Decía mi madre que el 90% de las familias admiten que son disfuncionales y el otro 10% seguro está mintiendo. Con un elenco encabezado por Sally Fields y Calista Flockhart, casada con Rob Lowe en la serie, quien hace el excelente papel de un ambicioso político. En esta familia se entretejen las contradicciones humanas de amor, la amistad, los resentimientos y el deseo de reconciliación. Es un drama que a ratos tiene un humor irónico delicioso. Supera los argumentos tradicionales de las series familiares con un toque de tragedia griega en el siglo XXI. Las adicciones, el alcoholismo, la infidelidad, las intromisiones de los hermanos, el perdón, las parejas del mismo sexo; la familia no tradicional como centro del universo afectivo. Ver esta serie es un poco como volver a casa. Lo cierto es que nos recuerda las complejidades de las relaciones familiares y al mismo tiempo que con todos sus defectos —casi siempre—, buscamos el camino a la casa familiar.

Demasiados héroes de Laura Restrepo (Alfaguara 2009). Esta autora colombiana, una de mis favoritas, nos lleva de la mano a un viaje a su pasado, sólo para entender el presente que enfrenta con su hijo. Lorenza y Mateo viajan a Buenos Aires en busca de Ramón, el antiguo amante de Lorenza y padre de Mateo. Ella va tras los intensos recuerdos de un romance tórrido y apasionado por la carga de ideología política. Ramón y Lorenza se enamoraron durante la guerra sucia argentina, ambos militaban contra la dictadura de Videla y en su activismo, por un tiempo, encontraron el sentido de sus vidas. Al llegar a Argentina encuentra lo que no buscaba. Su hijo, un joven desconectado de la política y de la ideología progresista está allí sólo para conocer a su padre biológico. Restrepo no te suelta ni un momento, con su narrativa ágil y el sentido del humor que da respiro, nos recuerda cómo construimos nuestros ideales vinculados a los afectos y cómo, a veces, creemos que nuestros hijos adolescentes encontrarán inspiración en las historias y proyectos que dieron sentido a la vida de sus padres 30 años antes. Restrepo logra traernos al presente, a las relaciones complejas entre madre e hijo, a la cercanía y al caos inminente de la separación.

Lie to me (Miénteme). Esta serie de FOX es ideal para rentarla y ver diariamente un capítulo. Toda la familia podría participar de las discusiones, reflexiones y bromas que surgen luego de conocer al doctor Cal Lightman, interpretado magistralmente por el actor Tim Roth. Con un elenco impecable esta serie se basa y está supervisada por el reconocido psicólogo criminalista Paul Eckman, autor de más de una decena de libros que revelan sus descubrimientos sobre las microexpresiones, eso que el mismo especialista llama “los subtítulos de la gesticulación humana”. En la serie el equipo de especialistas son subcontratados por todo tipo de empresas y autoridades para descubrir si la gente está mintiendo y si sus declaraciones (en algún crimen, secuestro, negocio o romance) son reales o no. Aunque se dan licencias creativas lo cierto es que cada capítulo se puede volver a ver varias veces y se reencuentran secretos inusitados. Otra serie que después de verla nos hará mirarnos de manera diferente al espejo. Sólo una recomendación: no lo aplique a los políticos, una vía segura hacia la depresión.

http://www.eluniversal.com.mx/columnas/83150.html

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