La memoria, el olvido y algo más
Invitamos a las mujeres a mirar con pasión la dignidad de su vida y a pintar, con colores nuevos, las relaciones interpersonales.
Clara Scherer
Entre la memoria y el olvido, elegimos los buenos recuerdos: la firme voluntad de Juana Belen Gutiérrez, por promover la libre expresión de las mujeres, desde su periódico Vésper, en 1908. O la brillante inteligencia de Hermila Galindo, que a sus 20 años, en 1916, exigió a los diputados legislar a favor de los derechos políticos de todas las mexicanas. O la claridad de María Lavalle Urbina que la llevó a decir que, si bien muchos hombres a ella le daban la silla, nunca le daban su lugar.
Entre el olvido y la memoria, dejamos del lado oscuro la ingratitud de quienes no han reconocido el heroísmo de millones de mujeres, a pesar de que, con mucho menos oportunidades, defendieron derechos fundamentales, como Elena Arizmendi y Carmen Serdán; o de quienes fueron capaces de seguir luchando por un México de libertades, desde las aulas de la escuela pública; o el poco hablar de las cientos de miles de madres solteras que han trabajado con tesón para hacer de sus hijas e hijos mexicanos ejemplares.
Con la esperanza de revertir el deterioro del derecho a vivir una vida libre de violencia y la confianza de poner fin a la exclusión política de las mujeres -como lo hizo Amalia Caballero de Castillo Ledón, cuando atinadamente propuso que la redacción de la Carta de Derechos de la ONU incluyera a las mujeres y la vida de ellas fuera considerada igual en dignidad a la de los hombres- y, siguiendo las enseñanzas siempre asertivas de doña Griselda Álvarez, muchas mujeres queremos:
-Convocar a todas las mexicanas a no guardar silencio, a expresar ideas y sentimientos, para impulsar el deseo de Rosario Castellanos de hacer realidad otra forma de ser humano y libre.
-Invitamos a las mujeres a mirar con pasión la dignidad de su vida y a pintar, con colores nuevos, las relaciones entre mujeres y hombres, conscientes de que el desarrollo del país requiere la participación de todas y todos, en condiciones de igualdad.
-Exhortamos por ello a la sociedad, a apoyar y favorecer la participación ciudadana de las mujeres, base del respeto y la justicia, indispensables ambos para la consolidación de nuestra democracia.
Hoy, la vida, como muchas veces, nos pone las oportunidades en bandeja de plata: ¿Por qué no impulsar a tres brillantes y talentosas mujeres, para ocupar los sitios vacantes en el Consejo del IFE? Currícula hay y, afortunadamente, muchas y cualquiera de ellas hará un dignísimo papel.
Y aprovechando este final de año, con festejos patrios, ¿por qué no, además, impulsar a otra mujer en la Suprema Corte? La promesa de paridad ha sido reiterada en cuanto foro se presenta la oportunidad. El más reciente, en Brasilia, donde México hizo un destacado papel.
Creemos llegado el tiempo de cumplirle a las mujeres y de dar un paso por mejorar las condiciones de inequidad entre los géneros. Sabemos que los intereses son muchos, pero las oportunidades, como dicen las que saben, ¡hay que tomarlas en cuantito se presentan!
*Licenciada en pedagogía y especialista en estudios de género
2010-10-01 05:00:00
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