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Archive for agosto 2009

Se acuerdan que el sexenio pasado vivimos en Foxilandia, creo que hoy vivimos en Calderólandia, caray que suerte, este país cambia de nombre cada seis años.

¿No ha recibido una llamada telefónica que le alegra el día diciendo los logros de Calderón? Disculpe, no es usted de los afortunados que esta en una lista de selectos ciudadanos felices. De escuchar lo bien que vamos, los logros de este país en solo tres años, si la educación mejora, no hay crisis, y todos tenemos trabajo.

México histórico por Alejandro Páez Varela

Asumamos que el presidente Felipe Calderón tiene razón cuando se lanza contra esos a los que les encanta difundir una imagen negativa del país. “Parece que la parte más difícil es hablar bien de México”, dijo. “Hablar mal del país es para muchos no sólo un esfuerzo cotidiano, sino que hasta de eso viven”.

Lo dijo poco antes de iniciar la campaña mediática por el tercer Informe de Gobierno. Y sí, es cierto, si uno ve las cosas como se ven en los spots de televisión, México es un vencedor en las adversidades: pasamos por encima de los caballos gracias al esfuerzo del Ejecutivo federal. Este México es el que salvó a la humanidad del virus de influenza AH1N1; es el que ha derrotado la crisis económica internacional, el que retoma el crecimiento. Es el que, a pesar de que padece una sequía ingrata, sabrá llenar de esperanza los valles, las presas, los tinacos, cada vaso. Es el que ha declarado la guerra a los criminales, y si hay más muertos cada vez es porque los malos ya no aguantan la presión que ejerce el Estado.

Si tiene dudas sobre este México en referencia, recomendable es que lo siga con sus propios ojos. Es uno que avanza, que prospera a niveles históricos. Ponga atención, porque si usted no lo sabe, la inversión en infraestructura es histórica; genera empleo en sectores como la construcción, en puertos, en aeropuertos, en ferrocarriles, con las redes de agua potable y saneamiento; con todo el sistema y el sector energético del país, impulsados por el histórico gasto del gobierno. Es un México dedicado a crear fuentes de empleo en la limpieza de carreteras, pintando escuelas, limpiando zonas arqueológicas, prestando servicios emergentes de salud. Más de medio millón de mexicanos tuvieron empleo temporal este año, por decir. Y esto es histórico.

Las pequeñas y medianas empresas han recibido un apoyo sin precedentes. Y si en todo el mundo se suspendió el crédito, en México el dinero cae como lluvia fresca sobre los jardines de los privados a través de la banca de desarrollo. Se ha apoyado a 3 millones de familias para que puedan tener casa. Histórico. Créditos, subsidios, anticipos, todo, ¿usted qué quiere? Se congeló el precio de las gasolinas y se rebajó en 10% el precio del gas que las familias consumen en sus casas durante los momentos más graves de esta crisis económica que, ojo, no es mexicana; es internacional. Y todo lo anterior no tiene precedentes.

No es todo. El compromiso, dice el Presidente en su discurso, es que antes de finalizar este sexenio México alcance la cobertura universal de salud; es decir, médico, medicinas y tratamiento para toda mexicana o todo mexicano que lo necesite. Este es un paso fundamental, histórico. Ya quisieran lograrlo muchas naciones en el mundo, y los mexicanos lo estamos alcanzando. Cada niña o niño que nace, llega con su seguro médico bajo el brazo. Nunca antes había sucedido. Y esto, amigos, amigas, es histórico.

En lo que va de este gobierno se han decomisado cerca de 50 mil armas al crimen, y se han asegurado cantidades de droga como nunca antes en la historia de México. Y para terminar: en el último año hemos capturado a casi 70 capos regionales de todos los cárteles; es decir, en un año hemos hecho más capturas que las que solían hacerse a lo largo de todo un sexenio. ¿Alguna duda?

Sí, hablemos sólo del México de los discursos que se difunden por el tercer Informe. No seamos necios: lo que se está haciendo es histórico. Y si no lo cree, revise cada spot: histórico todo.

Pero a ver con qué México llega la próxima semana el secretario de Hacienda ante el Congreso, cuando negocie el Presupuesto. Quisiéramos ver ese México con logros históricos que tanto se vende ahora. Si no, entonces también Carstens está mal: es uno de esos que no son objetivos, que viven de torcer la visión sobre este hermoso país. Si Carstens nos sale con “shocks” y “boquetes financieros”, será uno de esos para los que hablar mal de México es no sólo un esfuerzo cotidiano, sino que hasta de eso viven.

http://www.alejandropaez.net

Periodista, escritor

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/45427.html

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Muchas personas argumentarán que al final es un panista más, pero la congruencia de renunciar al PAN, me agrada, estoy segura que se quedara fuera de cualquier organización partidista, después de salir del partido en el que ha militado durante muchos años.

Al ocupar la silla que dejo vacante Carlos Catillo Peraza en el programa Primer Plano, yo discutía desde mi televisor con él, no estaba de acuerdo con sus puntos de vista, en los meses siguientes en algunos puntos me vi pensando en la pluralidad del programa, y si he de recordar que durante el Gobierno de Fox el tuvo un cargo dentro de la administración pública, mismo que dejo por no estar de acuerdo con “las políticas” de Fox. Tiempo después al ver las intervenciones de María Amparo Casar en el programa, no intervenciones en su tiempo, sino al intervenir cuando alguien estaba dando un comentario, me di a la tarea de escribirles a cada uno de los miembros de la mesa de debate que trasmite Canal 11, todos fueron muy amables en contestar a mi carta, todos menos la propia María Amparo Casar, ahora por fin veo que se contiene para no interrumpir a los que hablan, es un alivio cuando ella no se presenta en el programa, uno de los que me contesto de manera muy agradable fue el Señor Paoli Bolio, pidiéndome por favor que no dejara de ver el programa:» Ojalá recupere usted la paciencia necesaria para vernos y escucharnos y no le cambie de canal, aunque digamos algunas veces lo que a su juicio pueden ser despropósitos«. Una carta amable, pensé en ese momento que al final era un ciudadano como yo, le conteste que por supuesto, vería el programa, pero que en cuanto viera a María Amparo interrumpir a los participantes, el control remoto se activaría, que le agradecía mucho su cortesía a pesar que muchas veces no estaba de acuerdo con sus posturas, pero que sabia que de eso se trataba el programa de escuchar diferentes puntos de vista, y de lograr un dialogo.

En estos últimos meses, a raíz de las elecciones el Sr. Bolio se veía confundido entre anular o no su voto, se notaba su desencanto, sus posturas se han vuelto más críticas para el partido, que hasta el jueves 20 pertenecía. Hoy va mi reconocimiento a un hombre de derecha, de la cual no soy partidaria, pero que no por eso me impide ver la congruencia de un ciudadano.

Paoli Bolio: las razones de su renuncia al PAN

ÁLVARO DELGADO

Desilusionado porque Acción Nacional está copado por El Yunque y otras organizaciones de ultraderecha y porque la administración de Felipe Calderón carece de iniciativa, Francisco José Paoli Bolio renunció a ese partido, en el que militó desde 1993. En el escrito que envió al dirigente nacional del PAN, César Nava, Paoli se refiere al organismo como «un instrumento pragmático que se alía con cualquier fuerza social y política con tal que ella le aporte recursos para sostenerse en el poder». Y advierte: «Esto no puede augurar nada bueno.»


El Partido Acción Nacional (PAN) dejó de ser un instrumento al servicio de la sociedad para convertirse en «una federación de grupos de interés» empresarial, sindical y de organismos de ultraderecha, concluye Francisco José Paoli, quien afirma que el gobierno que encabeza Felipe Calderón, «sin iniciativa de nada», marcha hacia el fracaso mientras se gesta un estallido social.
«Tengo la convicción de que con este partido no se puede promover el cambio que el país necesita. En una sola frase: ¡No se puede! ¡No es un instrumento de cambio!», afirma Paoli, quien renunció a tres lustros de militancia en el PAN, en una carta que envió, el jueves 20, a César Nava, presidente de esa estructura partidaria.
En un pragmatismo extremo, expone en entrevista, el PAN y Calderón invalidaron prácticas democráticas con la imposición de candidatos y robustecieron las líneas de colusión con los poderes fácticos que inició Vicente Fox, entre ellos con el duopolio televisivo y con los sindicatos de maestros y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
«El PAN tenía que haber apostado por sí mismo, como dijo Carlos Castillo Peraza, pero no: Apostó por convertirse en un pequeño PRI. ¡Ni siquiera por un PRI grande! ¡Apostó a ver qué le quitaba al PRI de las corporaciones, de los grupos, de los apoyos!»
De hecho, fue la inclusión de Valdemar Gutiérrez, secretario general del IMSS, en la lista de diputados federales del PAN lo que llevó a Paoli a tomar la decisión de renunciar. «El partido nació para combatir el corporativismo, las afiliaciones masivas y automáticas, y ahora en esto está montado el PAN.»
Y el gobierno de Calderón, no sólo ha profundizado la colusión con los poderes fácticos, como con Elba Esther Gordillo, sino que integró un gabinete con sus amigos y no ha tenido ninguna iniciativa sustantiva de gobierno. «Lo que no se pudo hacer en los primeros tres años, cuando no había crisis, es casi imposible hacerlo con los pocos recursos que se van a tener en 2010 y en 2011, que es cuando se va a resolver parte de la sucesión presidencial.»
–¿Calderón ya fracasó?
–Va camino al fracaso. Todavía habría que tener esperanza.
–¿Con los cambios que habrá en el gabinete?
–¡No, no, no! Ya las cosas no se arreglan con cambios en el gabinete ni la expectativa de los ciudadanos se va a despertar si no hay un gran golpe de timón.
Este es un extracto de la entrevista que publica la revista Proceso en su edición 1713 que empezó a circular el domingo 30 de agosto.

http://www.proceso.com.mx/noticias_articulo.php?articulo=71867

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Por:Verónica Maza Bustamante

<i>Bimba </i>y Miguel Bosé.

Bimba y Miguel Bosé. Foto: Edgar Negrete-Clasos.com

Dicen que Caster Semenya, la atleta sudafricana que recién ganó la medalla de oro en los 800 metros durante el Mundial de Atletismo de Berlín, no es mujer sino hombre. Las afirmaciones se basan en su impresionante rendimiento físico pero, sobre todo, en su aspecto: tiene un pelillo en el rostro más cercano a los bigotes de mi general que a los de Frida Khalo, músculos marcados, mandíbula fuerte y, en general, rasgos masculinos.

¿Será que es suficiente con mirar a una persona a la cara o a su cuerpo para saber si pertenece al sexo femenino o al masculino? De ser así, y si seguimos la premisa del cantante italiano Tiziano Ferro, todas las mujeres mexicanas podríamos ser confundidas con varones debido a ese mostacho que el extranjero dice que tenemos. Pero resulta que, a veces, las apariencias engañan, aunque en el caso de los sexos es difícil entenderlo porque se nos ha enseñado que sólo hay de dos sopas: niño y niña, masculino y femenino, vieja y machín, ella y él (como decían las cursis toallitas bordadas que se regalaban en las bodas).

Si ni siquiera la orientación homosexual es reconocida como válida en muchas sociedades modernas, ¿qué sucedería si descubriéramos que una persona tiene genes masculinos pero es una mujer física y psicológicamente? ¿Cómo definiríamos a alguien que genéticamente resulta ser tanto hombre como mujer y tiene las características mezcladas de ambos sexos? Todas estas posibilidades y muchas más se presentan en el confuso, pero común —aunque no sea notorio a simple vista—, mundo de los estados intersexuales.

UN ASUNTO DE LETRAS… Y ALGO MÁS

Definir si Caster Semenya es hombre o mujer puede ayudar a que la medalla que ganó se quede en su casa o, por el contrario, llegue a manos de alguna de esas compañeras que la acusaron de verse como charro de oro, correr como gacela macho y hablar cual Pedro Vargas del atletismo. También, si se da el caso, puede demostrar que sigue habiendo entrenadores gandallas capaces de manipular los niveles hormonales de sus deportistas sin informarles de los efectos secundarios. Pero, sobre todo, pone en la mesa de discusión las decenas de posibilidades que pueden existir en relación con el sexo de una persona, las cuales se descubren de maneras mucho más complejas que sólo bajándose los calzoncitos para mostrar si se tiene pene o vulva, como le sugería hacer a Semenya la goleadora de la selección sudafricana Noko Matlou quien, en 2007, minutos antes del partido contra Ghana en el que se jugaban la clasificación para las Olimpiadas, se desvistió para enseñarles “lo que querían ver” a quienes le preguntaron si era realmente una mujer.

La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo ha sometido a Caster a los exámenes médicos y genéticos que integran la “prueba de género”, un complicado y poco conocido proceso durante el cual un equipo de expertos tendrá que decidir el sexo de la corredora. De hecho, en el mar de confusión que existe en el mundo del deporte, la población en general y los medios de comunicación en torno al tema de la sexualidad, se ha dicho que lo que se busca es definir su “identidad sexual”, pero eso va más allá de lo que les interesa saber en las competencias, ya que integra el sexo (masculino o femenino), la identidad de género (si se siente hombre o mujer), la orientación sexual (heterosexual, homosexual, bisexual) y el rol de género (si vive su cotidianidad siguiendo esquemas masculinos o femeninos al vestir, al comportarse, al andar, al hablar). Por ejemplo, a las federaciones de atletismo les debería dar lo mismo si un atleta es homo o heterosexual o si en las noches viste de plumas o de botas vaqueras siempre y cuando su sexo corresponda a las clasificaciones que contemplan.

La atleta sudafricana Caster Semenya.

La atleta sudafricana Caster Semenya. Foto: Rainer Jensen/EFE

Y el sexo, ¿cómo se define? Tiene que ver con el proceso de sexuación, el cual comienza en la octava semana de gestación. No se trata simplemente de que en la feria del destino nos tocó tener el par XX o el par XY de cromosomas y sanseacabó. Preguntaba al inicio si sería suficiente con mirar a una persona a la cara o a su cuerpo para saber si pertenece al sexo femenino o al masculino. La respuesta es negativa, aunque es lo que hacemos la mayor parte del tiempo: cuando catalogamos a alguien —o nos catalogan— como un niño o una niña, un hombre o una mujer, normalmente lo hacemos llevados por factores externos como los caracteres sexuales secundarios (si tenemos “peluche en el estuche” pero también en la barba, si lucimos senos o manzana de Adán), la ropa, el aspecto y, en el caso de que se llegue a ese nivel de visión, los caracteres sexuales primarios (si tenemos vulva, pene o algo que se les asemeje).

No obstante, el sexo de una persona es el resultado de un proceso muy complejo en el que operan diferentes niveles, de manera que podemos hablar del sexo cromosómico: la famosa combinación XX, característica de la mujer, y la XY, del hombre; el sexo gonadal, es decir, el que se define si hay gónadas típicas masculinas, mejor conocidas como testículos, o femeninas, llamadas ovarios; sexo hormonal, en función a las hormonas predominantes, ya sean estrógenos o andrógenos; sexo genital externo, que suele ser el indicador usado para asignar el sexo a los recién nacidos dependiendo de si tiene pene o vulva; el sexo cerebral, que se da en función de la configuración y acción de determinadas zonas cerebrales, diferentes en hombres y mujeres; el sexo legal, que tiene que ver con lo que dice el acta de nacimiento; el sexo psicosocial o comportamiento que la persona tiene en relación con su entorno.

Estos aspectos son los que configuran el sexo de una persona, y varios de estos niveles de sexuación son prenatales. Lo que poco se menciona es que aunque un bebé al nacer presente unos genitales externos típicamente femeninos o masculinos, no necesariamente sus cromosomas corresponden a dichos genitales o a las hormonas que predominan en su organismo. Por eso, el proceso al que sometieron a Caster Semenya exige una compleja evaluación en la que intervienen ginecólogos, endocrinólogos, psicólogos y expertos en medicina interna. Además, le realizaron el análisis SRY (Sex-determing Región Y), que permitiría descubrir si, debido a un problema genético, aunque su cuerpo haya desarrollado órganos sexuales de mujer, sus cromosomas son en realidad XY, es decir, los de un hombre.

SER O NO SER HERMAFRODITA

Cuando comenzó el escándalo Semenya, los diarios Blick (suizo) y Bild (alemán) difundieron que la atleta era hermafrodita, noticia que se unió, en tiempo e impacto, a un video de la cantante Lady Gaga en donde se percibe, bajo su minúscula falda, “algo” que podría ser un pene. En una entrevista de dudosa procedencia, la extravagante estadunidense supuestamente afirmó: “Sí, tengo ambos genitales, los masculinos y los femeninos, pero yo me considero sólo hembra. Se trata simplemente de un pequeño pene que en realidad no interfiere en mi vida cotidiana para nada”. Después, su manager dijo que no era verdad, pero gracias a ambos casos la palabra “hermafroditismo” se instaló en el inconsciente colectivo de mucha gente que solía catalogar a los hermafroditas en el apartado donde van las sirenas, las quimeras, las gorgonas y el minotauro.

Escultura de Hermafrodito en el museo de Louvre.

Escultura de Hermafrodito en el museo de Louvre. Foto: Picasaweb.google.com

Hasta hace algunos años, antes de que existiera el concepto de “estados intersexuales”, estas diferenciaciones eran llamadas hermafroditismos. El término viene de la mitología griega: Hermafrodito era el hijo de Hermes y Afrodita. Una ninfa llamada Salmácide se enamoró de él sin ser correspondida. La desesperación llevó a la amante despechada a arrastrar al fondo de un lago a Hermafrodito mientras lo abrazaba. Al tiempo que ambos caían lentamente en las profundidades, Salmácide rezó con todas sus fuerzas para que los dioses jamás permitieran que sus dos cuerpos se separaran. De esa forma, se fundieron en un único cuerpo con ambos sexos.

Más allá de todas las imágenes oníricas que nos provoca esta historia, encontramos que el hermafroditismo verdadero debe incluir, en todos los niveles de sexuación (genética, gonadal y genital), características de ambos sexos. Su diagnóstico se establece por la composición de las gónadas, que deben incluir un testículo y un ovario o un testículo u ovario más un ovotestis o dos ovotestis. A simple vista es posible encontrar genitales ambiguos o de apariencia inusual al nacer: micropenes, un clítoris demasiado grande, fusión parcial de los labios, testículos aparentemente no descendidos, etcétera.

No siempre se presenta un pene con todas sus características y una vagina tal cual, como lo sugería la película XXY, una coproducción argentina y española dirigida por Lucía Puenzo (la cual, si no contamos este detalle, es una excelente cinta), sino que las posibilidades son amplísimas. Entre estas anomalías en el proceso de sexuación tenemos el síndrome de insensibilidad androgénica, en donde los individuos cromosomáticamente varones (XY) tienen dificultad para reconocer y responder a los andrógenos (hormonas masculinizadoras), por lo que la diferenciación se realiza en sentido femenino, siendo el responsable de esta situación el gen SRY (el cual investigan en Semenya). Por el contrario, el síndrome adrenogenital se presenta en niñas que al nacer tienen un clítoris más grande de lo habitual, genitales ambiguos, pero un aparato reproductor típicamente femenino, es decir, con útero, ovarios, trompas de Falopio y demás. En la pubertad puede producirse una masculinización de su voz, del vello de su cuerpo, ausencia de menstruación. Algo parecido es lo que, dicen, padece Caster: hiperplasia adrenal congénita (aunque aquí hablamos de que existe un factor hereditario).

Opciones como estas hay muchas, lo cual nos demuestra que en la sexualidad no todo es blanco o negro, masculino o femenino, niña o niño. Existen matices, existen peculiaridades que nos hacen a cada uno diferente del otro; por ello todos somos seres únicos e irrepetibles. Ojalá el caso Caster Semenya sirva para tratar de entender todo esto y no se quede únicamente en un escándalo sin provecho que se pierda en los anales de la historia del atletismo.

http://semanal.milenio.com/node/1091


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A punto de terminar la LX Legislatura de la Cámara de Diputados, los medios volvieron, como cada tres años, a publicar notas sobre los excesivos bonos y compensaciones que reciben los legisladores al finalizar cada periodo. Más de un millón cien mil pesos recibe cada diputado como liquidación —sin contar las devoluciones secretas que se hacen por boletos de avión no utilizados ni la distribución que cada bancada legislativa hace de sus remanentes a los legisladores— y ni siquiera esperan el campanazo de salida, se van antes del 31 de agosto, no vaya a ser que los pongan a trabajar. No importa si son de izquierda, derecha, centro, si están pintados de verde, amarillo, azul o naranja, ninguno le hace feo a recibir esas cantidades de dinero.

Pero, como siempre, no pasa nada. Es más, los nuevos diputados que tomarán protesta el próximo 1 de septiembre ya comienzan a frotarse las manos para recibir las prestaciones prometidas. La Cámara de Diputados se vuelve el paraíso terrenal y fiscal donde sólo por existir reciben mensualmente 205 mil pesos mensuales entre salario y diversos apoyos y, por supuesto, tienen gasolina y casetas gratis, boletos de avión, gastos de seguro médico mayor y seguro de vida. Además, no pagan impuestos, todo lo absorbe el órgano legislativo y los trabajadores de las distintas bancadas tienen esquemas irregulares de contratación. Es un mundo feliz, donde el saludo oficial entre los diputados es: “que el fuero te acompañe”.

Durante todas estas décadas, un requisito para pertenecer a la fauna legislativa era tener la piel dura como lagarto para evitar que las críticas les hicieran el más mínimo daño. Sin embargo, algo pasó este año, y seguramente cansados de ser protagonistas de tantas notas negativas, los diputados se unieron e hicieron llegar un desplegado pidiendo su inmediata publicación: “A la opinión pública y no tan pública, en un hecho histórico, los 500 diputados de la nueva LXI Legislatura nos hemos puesto de acuerdo para exigir a ustedes respeto. Estamos ciertos que la mayoría de las críticas vienen de la gente envidiosa que desearía estar en nuestros sitios para estar tres años becados, pero eso no les da derecho a juzgarnos, porque somos diputados como cualquiera, con dudas y confusiones, con defectos e imperfecciones, con fuero e impunidad.

“La Cámara de Diputados es el órgano legislativo más democrático del país, no se exigen estudios o mostrar una capacidad o talento, tampoco es necesaria una carrera política o en ninguna otra materia, se aceptan líderes ambulantes, sindicales o sociales, ex secretarios de gobierno, funcionarios de televisoras o juniors. Hasta estábamos dispuestos a aceptar a un integrante del cártel de La Familia, pero no nos dejó el Poder Judicial. No importa si es hombre, mujer o quimera, todos los que hayan tenido los contactos necesarios en sus partidos para contender por una diputación son recibidos, hasta legisladores que no tienen madre… o padre, son aceptados sin ninguna objeción.

“El único requisito académico que se les pide es que sepan escribir su nombre y decir protesto, antes tenían que decir y escribir correctamente: ‘a favor’ o ‘en contra’, pero gracias a la tecnología, se pudo quitar ese reto y ahora sólo tienen que apretar un botón. Estamos hartos de que la gente no entienda lo difícil que es mantenerse despierto después de largas horas de discusión inútil o de tener que estar concentrados sin verles las piernas a las edecanes.

“La población no comprende lo que es lidiar con traidores al género que pretenden devolver sus cheques, que son fruto de nuestras escasas horas de estar sentados en esas curules que, aunque confortables, nos quitan horas de sueño. Nos duele mucho que peleles nos quiten la atención que nosotros merecemos por ser los peleles legítimamente electos. No todos nos llamamos Juanito, pero tenemos nuestros propios ladrillos a dónde subirnos y nuestros delirios de grandeza que ventilar.

“Los medios no han entendido nuestra misión histórica, ¿qué harían sin nuestros excesos, acuerdos en lo oscurito, escándalos y escenas diarias? ¡Nada! ¡No tendrían nota! La gente sin el Canal del Congreso no tendría horas y horas de sana diversión. También somos humanos, tenemos derecho a cambiar de opinión y, si un año queremos que el Ejecutivo nos mande por escrito su Informe de Gobierno y al otro que venga al recinto, estamos en nuestro derecho. El trastorno bipolar legislativo es un lujo, pero creemos que lo valemos.

“Incluso merecemos tener un día del diputado. Si se celebra al albañil, a la secretaria, al compadre y al amigo, ¿por qué no contemplar al señor legislador como parte de las celebraciones del año? Así se podría tener un día más de descanso que buena falta hace. Por eso exigimos consideración a nuestro trabajo, a cambio de ello, los líderes de las tres principales fuerzas políticas: Josefina Vázquez Mota, con su look al más puro estilo del Fashion Emergency; Francisco Rojas, que regresó de ultratumba para demostrar que el PRI dejó de lado las nuevas tendencias, para quedarse con sus mismas viejas corrientes, y el Santa Claus de la izquierda mexicana, Alejandro Encinas, se comprometen a dar lo mejor de sí para no decepcionar a sus detractores y mantener el mismo nivel de percepción de la Cámara baja y sus legisladores.

“Si no nos respetan, les vamos a echar encima a Gerardo Fernández Noroña, que ahora con fuero se convierte en alguien más peligroso que un terrorista con una bomba amarrada a la cintura. Atentamente.”

http://www.exonline.com.mx/diario/columna/707115

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Y en los tiempos oscuros, habrá canto? Sí. Habrá el canto sobre los tiempos oscuros —Bertolt Brecht Hace unos días, el presidente Felipe Calderón criticó a los críticos y convocó a hablar bien de México: “Hablar bien de México, de las ventajas que México tiene … es la manera de construir, precisamente, el futuro del país”. Y de allí, siguiendo su propio exhorto, pasó a congratularse porque la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes aquí es más baja que en Colombia, Brasil, El Salvador o Nueva Orleans. Las ventajas de México quedarán claras cuando decidamos hablar bien del país, concluyó.

Escribo ahora para pedirte —lector o lectora—- que hagas exactamente lo contrario a lo que el Presidente exige. Escribo ahora para recordarte que el estoicismo, la resignación, la complicidad, el silencio, y la impasibilidad de tantos explican por qué un país tan majestuoso como México ha sido tan mal gobernado. Es la tarea del ciudadano, como lo apuntaba Gunther Grass, vivir con la boca abierta. Hablar bien de los ríos claros y transparentes, pero hablar mal de los politicos opacos y tramposos; hablar bien de los árboles erguidos y frondosos, pero hablar mal de las instituciones torcidas e corrompidas; hablar bien del país, pero hablar mal de quienes se lo han embolsado.

El oficio de ser un buen ciudadano parte del compromiso de llamar a las cosas por su nombre. De descubrir la verdad aunque haya tantos empeñados en esconderla. De decirle a los corruptos que lo han sido; de decirle a los abusivos que deberían dejar de serlo; de decirle a quienes han expoliado al país que no tienen derecho a seguir haciéndolo; de mirar a México con la honestidad que necesita; de mostrar que somos mejor que nuestra clase política y no tenemos el gobierno que merecemos.

De vivir anclado en la indignación permanente: criticando, proponiendo, sacudiendo. De alzar la vara de medición. De convertirte en autor de un lenguaje que intenta decirle la verdad al poder. Porque hay pocas cosas peores —como lo advertía Martin Luther King— que el apabullante silencio de la gente buena. Ser ciudadano requiere entender que la obligación intelectual mayor es rendirle tributo a tu país a través de la crítica. Ahora bien, ser un buen ciudadano en México no es una tarea fácil. Implica tolerar los vituperios de quienes te exigen que te pases el alto, cuando insistes en pararte allí. Implica resistir las burlas de quienes te rodean cuando admites que pagas impuestos, porque lo consideras una obligación moral. Lleva con frecuencia a la desesperación ante el poder omnipresente de los medios, la gerontocracia sindical, los empresarios resistentes al cambio, los empeñados en proteger sus privilegios.

Aun así me parece que hay un gran valor en el espíritu de oposición permanente y constructiva versus el acomodamiento fácil. Hay algo intelectual y moralmente poderoso en disentir del statu quo y encabezar la lucha por la representación de quienes no tienen voz en su propio país. Como apunta el escritor J.M. Coetzee, cuando algunos hombres sufren injustamente, es el destino de quienes son testigos de su sufrimiento, padecer la humillación de presenciarlo.

Por ello se vuelve imperativo criticar la corrupción, defender a los débiles, retar a la autoridad imperfecta u opresiva. Por ello se vuelve fundamental seguir denunciando las casas de Arturo Montiel, los pasaportes falsos de Raúl Salinas de Gortari, las mentiras de Mario Marín, los abusos de Carlos Romero Deschamps, el escandaloso Partido Verde, los niños muertos de la guardería ABC y los cinco millones de pobres más. No se trata de desempeñar el papel de quejumbroso y plañidero o erigirse en la Cassandra que nadie quiere oir. Ni de llevar al cabo una crítica rutinaria, monocromática, predecible. Más bien un buen ciudadano busca mantener vivas las aspiraciones eternas de verdad y justicia en un sistema político que se burla de ellas. Sabe que el suyo debe ser un papel puntiagudo, punzante, cuestionador. Sabe que le corresponde hacer las preguntas difíciles, confrontar la ortodoxia, enfrentar el dogma. Sabe que debe asumirse como alguien cuya razón de ser es representar a las personas y a las causas que muchos preferirían ignorar.

Sabe que todos los seres humanos tienen derecho a aspirar a ciertos estándares decentes de comportamiento de parte del gobierno. Y sabe que la violación de esos estándares debe ser detectada y denunciada: hablando, escribiendo, participando, diagnosticando un problema o fundando una ONG para lidiar con él. Ser buen ciudadano en México es una vocación que requiere compromiso y osadía. Es tener el valor de creer en algo profundamente y estar dispuesto a convencer a los demás sobre ello. Es retar de manera continua las medias verdades, la mediocridad, la corrección política, la mendacidad.

Es resistir la cooptación. Es vivir produciendo pequeños shocks, terremotos y sacudidas. Vivir generando incomodidad. En alerta constante. Sin bajar la guardia. Alterando, milímetro a milímetro, la percepción de la realidad para así cambiarla. Vivir, como lo sugería George Orwell, diciéndoles a los demás lo que no quieren oir.

Quienes hacen suyo el oficio de disentir no están en busca del avance material, del avance personal o de una relación cercana con un diputado, un delegado, un presidente municipal, un Secretario de Estado o un Presidente. Viven en ese lugar habitado por quienes entienden que ningún poder es demasiado grande para ser criticado. El oficio de ser incómodo no trae consigo privilegios, ni reconocimiento, ni premios, ni honores. Uno se vuelve la persona que nadie sabe en realidad si debe ser invitado, o el colaborador de una revista a la cual le recortan la publicidad. Pero el ciudadano crítico debe poseer una gran capacidad para resistir las imágenes convencionales, las narrativas oficiales, las justificaciones circuladas por televisoras poderosas o Presidentes porristas. La tarea que le toca —te toca— precisamente es la de desenmascarar versiones alternativas y desenterrar lo olvidado. No es una tarea fácil porque implica estar parado siempre del lado de los que no tienen quién los represente, escribe Edward Said.

Y no por idealismo romántico, sino por el compromiso con formar parte del equipo de rescate de un país secuestrado por gobernadores venales y líderes sindicales corruptos y monopolistas rapaces. Aunque la voz del crítico es solitaria, adquiere resonancia en la medida en la que es capaz de articular la realidad de un movimiento o las aspiraciones de un grupo. Es una voz que nos recuerda aquello que está escrito en la tumba de Sigmund Freud en Vienna: “la voz de la razón es pequeña pero muy persistente”.

Vivir así tiene una extraordinaria ventaja: la libertad. El enorme placer de pensar por uno mismo. Eso que te lleva a ver las cosas no simplemente como son, sino por qué llegaron a ser de esa manera. Cuando asumes el pensamiento crítico, no percibes a la realidad como un hecho dado, inamovible, incambiable, sino como una situación contingente, resultado de decisiones humanas. La crisis del país se convierte en algo que es posible revertir, que es posible alterar mediante la acción decidida y el debate público intenso. La crítica se convierte en una forma de abastecer la esperanza en el país posible. Hablar mal de México se vuelve una forma de aspirar al país mejor.

Esta es una posición vital extraordinariamente útil pero heterodoxa en un lugar que cambia, pero muy lentamente debido la complicidad de sus habitantes y sus gobernantes. Porque hay tantos que parten de la premisa: “así es México”. Tantos que parten de la inevitabilidad. Tantos que parten de la conformidad. Ya lo decía Octavio Paz: “Y si no somos todos estoicos e impasibles —como Júarez y Cuauhtémoc— al menos procuramos ser resignados, pacientes y sufridos. La resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de nuestras victorias nos conmueve nuestra entereza ante la adversidad. Allí está nuestro conformismo con la corrupción cuando es compartida. Nuestra propensión a compararnos hacia abajo y congratularnos —como lo hace Felipe Calderón— porque por lo menos México no es tan violento como la ciudad de Nueva Orleans.

Ante esa propensión al conformismo te invito a hablar mal de México. A formar parte de los ciudadanos que se rehusan a aceptar la lógica compartida del “por lo menos”. A los que ejercen a cabalidad el oficio de la ciudadanía crítica. A los que alzan un espejo para que un país pueda verse a sí mismo tal y como es. A los que dicen “no”. A los que resisten el uso arbitrario de la autoridad. A los que asumen el reto de la inteligencia libre. A los que piensan diferente. A los que declaran que el emperador está desnudo. A los que se involucran en causas y en temas y en movimientos más grandes que sí mismos. A los que en tiempos de grandes disyuntivas éticas no permanecen neutrales. A los que se niegan a ser espectadores de la injusticia o la estupidez. A los que critican a México porque están cansados de aquello que Carlos Pellicer llamó “el esplendor ausente”. A los que cantan en la oscuridad porque es la única forma de iluminarla

http://www.yucatan.com.mx/noticia.asp?cx=9$2900000000$4144695&f=20090830


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¡Oh tú, la hermana de la luz primera,
símbolo del amor en la tristeza!
Ciñe tu rostro encantador la bruma,
orlada de argentados resplandores;
Tu sigiloso paso de los antros
durante el día cerrados cual sepulcros (2),
a los tristes fantasmas despabila,
y a mí también y a las nocturnas aves.


Tu mirada domina escrutadora
y señorea el dilatado espacio.
¡Oh, elévame hasta ti, ponme a tu vera!
No niegues a mi ensueño esta ventura;
y en plácido reposo el caballero
pueda ver a hurtadillas de su amada,
las noches tras los vidrios enrejados.


Del contemplar la dicha incomparable,
de la distancia los tormentos calma,
yo tus rayos de luz concentro, ¡oh luna!,
y mi mirada aguzo, escrutadora;
poco a poco voy viendo los contornos
del bello cuerpo libre de tapujos,
y hacia él me inclino, tierno y anhelante,
cual tú hacia el de Endimión en otro tiempo

Johann Wolfgang von Goethe

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