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Archive for 10 de noviembre de 2011

Abuso contra el patrimonio

Empresas privadas ofrecen espacios del Munal como salones de fiestas

Anuncian por Internet cenas románticas, banquetes y diversos actos sociales en el recinto adscrito al INBA

Trabajadores del sitio documentan actividades del patronato del museo

El director niega los hechos

Mónica Mateos-Vega
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de noviembre de 2011, p. 2

¿Quiere sorprender a su novia y entregarle el anillo de compromiso rodeado de las grandes obras maestras del siglo XVI al XX? Por 34 mil 800 pesos, IVA incluido, una empresa privada ofrece abrir a las parejas uno de los bellísimos salones del Museo Nacional de Arte (Munal) para celebrar en ellos la cena romántica de sus sueños.

Al menos otros dos consorcios, privados también, ofrecen, en Internet, organizar banquetes para diversos eventos sociales, sin importar el número de comensales, en el recinto que tiene como única misión, de acuerdo con la ley, exhibir, conservar, difundir y estudiar buena parte del patrimonio artístico del país.

En entrevista con La Jornada, el director del Munal, Miguel Fernández Félix, niega que ahí se hayan verificado banquetes de bodas y evade –lo más que puede– confirmar si se efectúan cenas románticas. El museo no es un salón de fiestas, asegura.

Por su parte, trabajadores de ese recinto adscrito al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) exhiben a este diario documentación de hechos que han ocurrido allí, en prueba de lo contrario, respecto de los actos privados que organiza la asociación civil Patronato del Museo Nacional de Arte.

En opinión de los empleados, esas actividades en las que se han ofrecido cenas de gala y cocteles hasta para 450 personas se han acentuado los últimos años, sin que se destine un presupuesto para la conservación y/o restauración del monto cobrado por dichas actividades. Consideran además que la sobrexplotación brutal que se hace del recinto ha deteriorado diversos espacios del inmueble, ubicado en la calle de Tacuba, número 8, Centro Histórico.

Daños a la infraestructura

El pasado 13 de junio, los trabajadores entregaron en la oficina de Fernández Félix un documento (del cual tiene copia La Jornada), con unas 40 firmas, donde enumeran 19 aspectos de infraestructura del Munal que requieren atención inmediata. No obtuvieron respuesta.

Al respecto, el funcionario afirma: Ese documento no lo vi; está muy raro, no lo vi, y luego ofrece una amplia explicación acerca de una red computacional interna a través de la cual se lleva control y seguimiento de proyectos y acuerdos de todas las áreas del Munal, además de tejerse un esquema de comunicación para ventilar problemáticas, al cual tienen acceso, por supuesto, todos los directores de área, pero también trabajadores de base y de confianza. Siempre estoy abierto a lo que los trabajadores me comentan, hay un clima de armonía.

Agrega que de 2007 (cuando asumió la dirección) a la fecha, en el Munal se han efectuado mil 235 eventos (presentaciones de libros, conciertos, conferencias, etcétera), de los cuales “sólo 94 han sido directamente relacionados con el patronato, es decir, 92 por ciento de las actividades han sido realizadas por el museo.

Los eventos con que nos apoya el patronato son culturales, primero que nada; van de acuerdo con la normatividad; hay un reglamento interno; son visitas guiadas que llevan un coctel al final o pueden llevar una cena, en este caso las personas, instituciones, empresas o gobierno federal (que solicitan el evento) pueden dejar un donativo; eso ya se maneja con el patronato.

De acuerdo con información proporcionada a La Jornada por el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Ifai), de 2006 al 27 de octubre del presente año, el Patronato del Museo Nacional de Arte AC ha organizado 95 eventos.

Actos no reportados al INBA

No obstante, memorandos del patronato (de los cuales tiene copia este diario) revelan que hay al menos otros seis que se llevaron a cabo este año (por ejemplo, para HSBC, American Express, Inffinix Software, Compañía Contratista Nacional y para la transmisión de un programa de radio de Televisa), y uno más en 2010 (para Amigos del Munal), que no fueron reportados a la Unidad de Transparencia y Acceso a la Información del INBA.

Según la información obtenida vía el Ifai, en 2006, cuando aún era directora del museo Roxana Velázquez, el patronato sólo llevó a cabo un evento: la filmación de un comercial para promover un antiviral contra la influenza (Tamiflu).

Fue en abril de 2007 cuando comenzaron a rentarse los espacios del Munal para un sinnúmero de actos empresariales y banquetes, luego de asumir la dirección Fernández Félix en enero. Ese año se efectuaron 23 actividades, como la filmación de dos películas (una de ellas, Arráncame la vida, dirigida por Roberto Sneider), así como presentaciones de productos, cocteles, comidas y cenas de gala (algunos sin visita guiada, indica el reporte), para empresas como American Express, Coca-Cola, Interceramic, Inbursa, Bimbo y Janssen Cilag.

En 2008 se efectuaron 16, entre otros, para varias agencias de viajes, otra vez el banco HSBC, la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el grupo Volkswagen; este último tuvo 400 invitados que rentaron la Sala de la Colección Permanente, el Salón de Recepciones y el Patio de los Leones.

En 2009, año en que varios recintos culturales cerraron sus puertas debido al brote de influenza en el país, sólo hubo 11 actos (para Bombardier, el bufete de abogados Villalva y otras empresas turísticas); en 2010 fueron 24 (entre otros para Academia Mexicana de Dermatología, Universidad Iberoamericana, y de nuevo se filmó una película durante dos días).

En lo que va de 2011 se han efectuado 20 (otra vez para American Express, Axa Seguros, Hospital Ángeles Mocel, Health Strategy, Instituto Mexicano de Cinematografía, Comisión Nacional de Derechos Humanos, así como un concierto y coctel para 450 personas, para Consecuencias Publicitarias, sin visita guiada previa), de acuerdo con la información recabada por el Ifai.

Sin importar el número de asistentes, el patronato del Munal cobra a todos 5 mil pesos por los derechos de uso, ya sea del Patio de los Leones, el auditorio, el Salón de Recepciones o, en el caso de la grabación del comercial y el rodaje de las películas, diversas áreas del museo.

Es decir, de acuerdo con esa información, en los recientes seis años el patronato ha recaudado 475 mil pesos por concepto de renta de espacios del Munal, aunque el director afirma que a veces en los eventos se perciben otros donativos.

Los datos revelan que la empresa Ambrosía, una de las que ofrecen banquetes de bodas u otros actos sociales en Internet, ha celebrado tres eventos: en 2008 para 50 personas, en 2009 para 120 y en agosto pasado para 26. Al llamar a las oficinas de ese consorcio y pedir una cotización para una recepción de bodas en el Munal, los ejecutivos de ventas no negaron al cliente tal posibilidad.

Por su parte, la empresa privada Volo Papilio ofrece a las parejas que paguen 34 mil 800 pesos una noche romántica y cultural, ser recibidos por un mayordomo con guantes blancos a la entrada del Munal, ir por un camino donde hay flores y velas hasta un hermoso salón (antorchas no, porque es un museo, explica la vendedora), una cena de tres tiempos, acompañada por un violinista, un tenor y un pianista (contamos con un piano de cola en el salón donde se realiza la cena, promete).

Trabajadores del recinto confirmaron que hace unas semanas efectivamente se llevó a cabo ahí la entrega de un anillo de compromiso. En los documentos del Ifai no se menciona nada.

Miguel Fernández Félix reitera: Aquí no se han realizado bodas, no han venido novios ni banquetes de ese tipo.

–Entonces, ¿por qué se ofrecen? –se le insiste.

–Voy a revisar lo que esas personas están poniendo, pues para nada hay eso, y de inmediato se corregirá. Hay cosas que se nos pueden ir, pero ten la certeza de que no existe ningún acuerdo en lo oscurito.

Convenio prorrogable

En marzo de 1995 el INBA, entonces a cargo de Gerardo Estrada, firmó un convenio con el empresario Roberto Hernández Ramírez para la creación del Patronato del Museo Nacional de Arte AC, el cual tiene como objetivo principal colaborar, apoyar y promover todo tipo de actividades tendientes a la difusión y beneficio del Munal.

El acuerdo, con vigencia de hasta 25 años prorrogables, prohíbe estrictamente la verificación de eventos como bodas, XV años, banquetes, graduaciones, bautizos, etcétera. La autorización para operar en espacios del Munal será revocada al patronato si éste realiza promociones que no sean inherentes al Museo Nacional de Arte, añade el documento.

En 2002 el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes entregó al patronato del Munal 45 mil pesos para la adquisición de nueve grabados de José Guadalupe Posada, según reporta el Ifai.

El Munal requiere para su operación anual entre 165 y 170 millones de pesos, de los cuales el patronato aporta entre 10 y 15 millones, muy importantes, informa Fernández Félix, pero la mayor parte de esos recursos no provienen de los eventos, detalla, sino “de campañas financieras específicas que año con año organiza el patronato, a partir de las directrices del Instituto Nacional de Bellas Artes. Es decir, del dinero que nos da el patronato, 70 por ciento proviene de esas campañas que se hacen con los empresarios, y sólo el resto, de los eventos.

El trabajo del patronato es coadyuvar, las políticas las marca el INBA y el museo. Cualquier otra cosa yo no la permitiría, pero sí hay que incentivar a que la sociedad civil esté con nosotros. Requerimos mucho su apoyo y deben de sentir que forman parte de este patrimonio, concluyó.

http://www.jornada.unam.mx/2011/11/09/politica/002n1pol

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Patas arriba

Carmen Boullosa

En 1969, mi hermana mayor y yo hicimos algo excepcional: tomamos el Metro.

Vivíamos lejos de cualquier estación, en una colonia en la que “todos” tenían coches propios, y en la que el transporte público consistía en camiones decrépitos que pasaban muy de vez en vez y que con cierta constancia iban a dar a alguna barranca, sacrificando albañiles, lavanderas, jardineros o lespintamosucasaadomicilios.
En las mañanas los papás nos dejaban en la escuela antes de enfilar a sus oficinas. Las mamás o el chofer nos llevaban a lo demás, las clases particulares de la tarde, el dentista, la casa de una amiga, etcétera.

Por nuestros pies íbamos de un lado al otro de la cuadra en patines o bicis, y husmeábamos en el jardín: mi ciudad de esos años era el domicilio de la hiedra, las mariposas, el plumbago, el lodo, las rosas, los grillos y el ramaje de árboles silenciosos donde no se posaba un pájaro sino de milagro, y en la que una vez, milagro mayor, había caído la nieve.

Éramos parásitas, dependientes. Teníamos negada la posibilidad de desplazarnos sin custodia.

Excepto por los ojos, vivíamos como en provincia. La ciudad de México era visual, de glorietas con fuentes inaccesibles y floreados camellones, coronada en Reforma con un piedrón monumental, el Tláloc, que había viajado sobre un sinnúmero de euskadis, remedando o parodiando nuestra manera de transporte.

Éramos de las afueras, aunque fuéramos del ombligo del mundo.

Aquel día de nuestro excepcional viaje en Metro, mi mamá ya estaba en cama, enferma de lo que se la llevó, que no fue el viento sino algo en el cerebro, una vena tronchada, un tumor, a saber, no se pudo comprobar. Su único síntoma entonces era el vómito, imparable.

En su mundo, yo no había aún tenido mi primer novio, ni me había enamorado, ni sabía nada de la vida adulta.

Salimos del Metro ya de nochecita, en la estación Chapultepec, a unos pasos de donde vive hoy mi único hijo varón, Juan, con su Elisa, un hecho que para mí entonces habría sido imaginariamente imposible, porque en esa ciudad de México del 69 yo era lo hija por excelencia; ni podía ser mamá, ni ver a parte de mi familia viviendo en ese lugar al que revisé con mucha atención porque el tío que vendría a recogernos, mi tío predilecto, llegó con mucho retraso.

Mientras lo esperábamos, yo me sabía desconcertada, perdida por completo; también me entregaba a la fascinación, percibía más allá de mi limitado universo. Había demasiada gente que iba y venía en un aparente desorganice formando un juego de sombras, una coreografía que, en tonos bajos y también febriles, hablaba de cosas que yo no sabía cómo desentrañar. Los puestos ambulantes, ricos en olores casi todos desagradables —nada cómodos, como aquel paradisíaco de las donitas del pasaje de San Juan de Letrán—, y la rápida seguridad de los que iban y venían sin esperar que fuera alguien de su familia a bordo de cuatro ruedas privadas a recogerlos, me hablaban de un mundo desconocido. La ciudad se me revelaba por un camino que no tenía nada que ver con la vista, que no entraba por los ojos. La ciudad anterior, la de mi infancia, consistía en los dos inaccesibles volcanes coronados por ese cielo perfecto, las dalias de tintes precisos en los camellones, las frondas sobre el jardín, nuestros cuartos, la sala, la iglesia; los libros de la casa, las libretas de la escuela, el pizarrón y la alberca con sus clases de natación. Esa ciudad no era para el olfato o el tacto, sino para ser vista. Se hacía pasar por limpita, moderada, silenciosa, pulida y señorita.

Esperando a la salida del Metro, con mi desconcierto toqué por primera vez la ciudad real. De niña, del brazo de mi abuela había recorrido las calles del Centro, en la tienda de Cherem comprábamos la ropa interior, en la Droguería París parábamos no sé a qué, nos afanábamos y veíamos “todo tipo de gente”. Pero esos viajes con mi abuela me llevaban a un lugar contenido, que no se parecía en nada a la estación del Metro Chapultepec. Esto era otra cosa.

Esperábamos en el punto exacto en que nos habían indicado, las únicas inmóviles, dos postes asustados. Ahí nos buscaría mi adorado tío, compañero de infancia, amigo de díasdecampo y exploraciones diversas y animadas y entusiastas, con él habíamos recorrido la mitad de la República, paseando. A pesar de su influencia benefactora, la verdad es que nosotras pertenecíamos al sillón, al jardín y al coche. Y yo, sobre todo, desde entonces, al insomnio.

Lo esperábamos, decía, donde nos habían indicado, dos niñas perdidas, dos hanselgretels a punto de encontrarse con su madrastra.
Llegó mi tío en el momento exacto en que un hombre nos gritó al pasar: “Mamacitas, están buenísimas”. En un desmesurado arranque de ira que respondía de seguro a la ansiedad de saber a su hermana yéndose hacia el otro mundo —y la de saber a sus dos sobrinas niñas ser percibidas como mujeres—, mi tío se lanzó a golpes contra el del piropo, y éste reaccionó sorrajándole otro con rápido reflejo. El reloj de mi tío se soltó con el manazo, lo había comprado en Suiza, en alguna de sus vueltas europeas —no hacía mucho había regresado de estudiar en Italia.

El piropero desapareció. Recogimos el reloj de la banqueta. Empezamos a caminar hacia el coche.

Ya nada sería igual. Llegando a casa supimos que mamá había empezado a ver las imágenes de cabeza.

Fue el final de la infancia, mi entrada a la ciudad patas arriba que mamá atisbó antes de morir.

Carmen Boullosa. Escritora. Sus más recientes libros: El complot de los románticos y La virgen y el violín.

 

 

Nexos | Sociedad, periodismo y literatura

 

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Los rostros de las víctimas en México

El informe de Human Rights Watch recoge cuatro casos emblemáticos de los abusos de las autoridades mexicanas que aquí reproducimos

Jehú Abraham Sepúlveda Garza, desaparecido

A las seis de la tarde del 12 de noviembre de 2010, Jehú Abraham Sepúlveda Garza fue detenido por policías de tránsito en San Pedro Garza García, Nuevo León (norte del país), mientras conducía, supuestamente, sin carné de conducir. Aproximadamente una hora después, Sepúlveda fue llevado a otro cuerpo de policía: la Policía Ministerial, quienes lo interrogaron y lo trasladaron a un edificio de la Secretaría de Marina mexicana. En ningún momento las autoridades dejaron alguna huella sobre su arresto o traslado. Su mujer habló con él por móvil a las siete de la tarde. Sepúlveda le respondió que le habían informado que sería liberado. La próxima llamada no la respondió y, desde entonces, nadie sabe dónde está. Durante los días posteriores a la desaparición de la víctima, funcionarios federales y estatales ofrecieron a los familiares versiones contradictorias sobre si esta había sido detenida y por quiénes, y se negaron a iniciar una investigación del caso.

En los días siguientes a su detención, la policía ministerial ofreció versiones contradictorias de los hechos. En un primer momento, dijeron a los familiares que no lo habían detenido, y luego les informaron que la víctima se encontraba bien y que estaba bajo su custodia. Posteriormente, afirmaron que había sido puesto a disposición de la Marina la misma noche en que fue detenido. La Procuraduría (Fiscalía) de Justicia del Estado de Nuevo León inició una investigación sobre su paradero.

La esposa de la víctima, quien tuvo acceso al expediente, informó a Human Rights Watch que dos oficiales de la Marina declararon ante las autoridades que Sepúlveda les había sido entregado sin aparente autorización, y que fue liberado luego de un breve interrogatorio. Desde los altos mandos de la Marina, se continúa negando que esta institución haya intervenido en la custodia de la víctima.

Raúl Brindis González, muerto durante el arresto

Raúl Brindis González fue detenido en su casa por policías y soldados, que entraron por la fuerza, y que lo detuvieron sin orden judicial frente a sus familiares.

Los familiares de Brindis acudieron a las autoridades civiles para averiguar dónde estaba detenido y por qué razón, pero todos negaron haberlo arrestado. A la mañana siguiente, se pidió a los familiares de Brindis que se presentaran ante la Procuraduría General de Justicia de Tabasco, donde les informaron que este había fallecido esa mañana a causa de problemas respiratorios mientras se encontraba a disposición del Ministerio Público.

Existen pruebas fundadas que indican que Brindis fue víctima de una ejecución extrajudicial mientras se encontraba detenido. Sus familiares dijeron que gozaba de un excelente estado de salud al momento de su detención; una pericia médica practicada por el Ministerio Público estatal el 9 de noviembre documentó lesiones físicas generalizadas; un perito forense indicó a la familia que habían recibido el cuerpo en la noche del 9 de noviembre, a pesar de que las autoridades afirmaron que entonces Brindis aún estaba vivo; y otro sospechoso, que fue detenido el mismo día que Brindis, afirmó haber escuchado cuando la víctima era llamada para ser interrogada en un lugar adonde él y otros habían sido llevados para ser torturados. Sin embargo, las autoridades sostienen que Brindis murió por causas naturales mientras se encontraba a disposición de la Policía Ministerial, y que habría confesado desde un primer momento que trabajaba para la delincuencia organizada. Ningún funcionario ha sido acusado en el marco de las investigaciones oficiales, y los funcionarios estatales no han realizado averiguaciones básicas que podrían ayudar a esclarecer las circunstancias de su muerte.

Israel Arzate Meléndez, torturado

El 3 de febrero de 2010, Israel Arzate Meléndez fue detenido por un grupo de soldados y hombres vestidos de civil mientras caminaba en la vía pública en Ciudad Juárez, Chihuahua, y fue llevado a una base militar. Una vez allí, fue mantenido incomunicado y torturado hasta que confesó haber participado en un sonado caso de homicidio múltiple. En esta confesión, reprodujo el relato de los hechos que le proporcionaron quienes lo interrogaron. Tras ser presentado ante la prensa, las autoridades lo trasladaron a una cárcel estatal, pero fue posteriormente sustraído del establecimiento por policías del Ministerio Público estatal y llevado una vez más a la base militar, donde nuevamente fue torturado.

Durante la audiencia de vinculación a proceso, Arzate informó a la jueza que su confesión había sido obtenida mediante torturas y que posteriormente había sido trasladado fuera de la prisión para ser torturado de nuevo. Pese a ello, la jueza igualmente dictó su procesamiento. También ordenó que Arzate permaneciera en prisión preventiva durante seis meses mientras se llevaba a cabo la investigación, y dicho período luego se extendió por otros seis meses. Al término de este plazo, otra jueza dispuso el arraigo de Arzate en razón de que “ha[bía] aumentado el riesgo para la sociedad”. Fue trasladado a un centro de detención policial, donde permanece.

Rocío Elías García y Juan Carlos Peña, asesinados

Los esposos Rocío Romeli Elías Garza y Juan Carlos Peña Chavarría fueron asesinados por soldados el 3 de marzo de 2010, tras quedar atrapados en un enfrentamiento entre militares y hombres armados. Varios testigos vieron a los soldados mover los cuerpos y colocarles armas. Los familiares de las víctimas afirman que durante un encuentro privado los militares admitieron que las víctimas no estaban armadas, pero ningún soldado ha sido acusado judicialmente. Por su parte, los familiares de las víctimas encontraron numerosos obstáculos al intentar obtener beneficios sociales para los hijos de la pareja.

El 3 de marzo de 2010, Elías y Peña, ambos de 29 años, fueron alcanzados por disparos efectuados por miembros del Ejército en Anáhuac, Nuevo León. Dos testigos informaron a Human Rights Watch que las víctimas habían salido de la fábrica donde trabajaban y se dirigían a su automóvil cuando, aproximadamente al mediodía., quedaron en medio de un enfrentamiento entre militares y hombres armados. Elías y Peña se escondieron en su automóvil para resguardarse de los disparos. A continuación, dos hombres armados que participaban en el enfrentamiento intentaron secuestrar su vehículo pero, al verse perseguidos por los soldados, desistieron y se dieron a la fuga. Cuando los agresores se fueron, Peña salió rápidamente del automóvil e intentó correr hasta un sitio seguro, pero fue alcanzado por disparos militares. Regresó entonces al vehículo, donde él y Elías intentaron nuevamente resguardarse. Una vez que cesaron los disparos, con las manos en alto, Elías pidió que ayudaran a su marido, mientras gritaba que eran civiles y no estaban armados. Según versiones de testigos, un soldado que se encontraba aproximadamente a

3 metros de distancia disparó contra Elías. Luego, un grupo de soldados se acercó hasta los cuerpos y les disparó nuevamente a quemarropa.

Los testigos dijeron que, a continuación, los soldados movieron los cuerpos y colocaron armas cerca de ambas víctimas. Uno de los testigos contó a Human Rights Watch que se acercó a un soldado y le preguntó por qué habían matado a civiles que no estaban armados. El soldado respondió: “Tenían que pagar. Dispararon a dos de mis compañeros”.

En un comunicado difundido el día siguiente, el Ejército anunció haber matado a ocho delincuentes en un enfrentamiento armado. La Procuraduría (Fiscalía) de Nuevo León informó a la prensa que entre los “presuntos delincuentes” que fueron asesinados durante el incidente se encontraba una mujer armada que llevaba un carné de identificación de una fábrica de la zona”.

http://internacional.elpais.com/internacional/2011/11/09/actualidad/1320868651_448021.html

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